Capítulo 48

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La vista definitiva se celebraría en la última semana de diciembre, antes de que cerraran los juzgados por Navidad y Año Nuevo. Fernando estaba muy ansioso, y apenas había dormido esos últimos días previos al juicio. Sarah estaba inmersa en el trabajo, por lo que tampoco había pegado un ojo, preparándose para el gran momento.

El día llegó. Las partes se reunieron en el juzgado de lo familiar de Castellón. Vivi había acudido con un vestido escotado y sin mangas, por lo que Mercy se vio obligada a prestarle una chaqueta que llevaba, debiendo la abogada cubrirse con la toga negra.

—¡Esta chaqueta no combina con mi vestido! —se quejó la rubia—. Por favor, Pacey, búscame rápido algo en el hotel.

Pacey se negó rotundamente.

—No tenemos tiempo —le advirtió Mercy—, además, le recomendé varias veces que viniera con ropa formal. Los juzgados no son una pasarela y existe un código de vestir que hay que respetar.

Viviana parecía una niña pequeña, muy disgustada, a punto de hacer una rabieta. Para suerte de todos, pasaron a la sala. El lugar no era tan amplio, pero era muy parecido a lo que se veía en series y películas: un estrado de madera, a ambos lados las mesas de los letrados, y en un costado la bandera española.

Mercy se ubicó a la derecha. Al lado de la abogada estaba el Ministerio Fiscal, en la figura de la fiscal Teresa Martínez, encargada de velar por el interés superior del menor. A la izquierda tomó su puesto Sarah, como abogada del demandado, en este caso Fernando.

La sala se puso de pie para recibir a su señoría, la jueza María Córdoba, una mujer de unos sesenta años. Fernando estaba nervioso porque fuera una mujer, tenía miedo de que pensara que Pilar, como niña pequeña que era, debía estar con su madre.

Sarah miró a Fernando en la distancia, para infundirle confianza. La jueza comenzó a hablar, luego de que los letrados tomaran de nuevo sus asientos:

—Buenos días, vamos a proceder a la celebración de la vista principal en el procedimiento de divorcio contencioso 3568 del año en curso. Parte demandante, doña Viviana Muñiz Pérez, asistida por la letrada...

—Mercedes Bonilla García —dijo Mercy.

—Y representada por el procurador...

—Víctor Estévez López —respondió Mercy nuevamente.

Su señoría continuó con la presentación de la otra parte:

—Parte demandada, don Fernando Correa Rosales, asistido por la letrada...

—Sarah Villanueva Castillo —expresó Sarah.

—Y representado por la procuradora...

—Lisandra Gutiérrez Véliz —volvió a decir la joven.

—¿La parte actora se afirma y ratifica en su demanda? ¿Tiene algún hecho nuevo que exponer? —preguntó la jueza, mirando en dirección a Mercy.

—Con la venia de su señoría, no tenemos hechos nuevos que alegar por lo que nos afirmamos y ratificamos completamente el contenido de nuestra demanda interesando una sentencia acorde con el súplico de la misma. Asimismo, solicitamos la apertura del pleito a prueba.

—¿La parte demandada se afirma y ratifica en su escrito de contestación a la demanda? ¿Tiene algún hecho nuevo que exponer? —dijo esta vez su señoría, pero mirando a Sarah.

—No, señoría, no hay hechos nuevos que alegar y nos afirmamos y ratificamos en el escrito de contestación a la demanda y solicitamos una sentencia estimatoria conforme al súplico de la misma. Asimismo, solicitamos la apertura de la fase de prueba.

La chica del poema ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora