Fernando estaba ajeno a las fotos que circulaban en la web y en los sitios de noticia. Alguna que otra persona había reconocido a Vivi en el Oceanografic y solicitado hacerse una foto con ella, pero no sufrieron el asedio de la prensa, o eso creyó él. De alguna forma les habían hecho fotos a distancia, y esas mismas se habían publicado como la gran noticia.
El día en el Ocenografic fue agradable; Vivi le sorprendió, pues se comportó de manera adulta y responsable con los niños, pero habló poco con ella. Estaba muy molesto por lo sucedido con Sarah y se sentía allí muy presionado. Aquel plan no había sido suyo, y solo las sonrisas de los niños lo despejaron un poco. Lo primero que hicieron fue ver un espectáculo de delfines, luego recorrieron los distintos lugares, acuarios, animales marinos, pingüinos, las ballenas blancas, el túnel del estanque de tiburones.... Todo era muy animado si estaba junto a los niños, pero lo cierto es que le faltaba Sarah. Estuvo tentado de escribirle o pasarle un mensaje, pero se arrepintió. Era mejor verla y aliviar un poco el disgusto que con razón debía tener.
En el Oceanografic se podían hacer muchas actividades, y los niños querían recorrerlo todo, así que tardaron bastante. Comieron una hamburguesa, patatas fritas y helado en una cafetería allí mismo, y a las cinco de la tarde estuvieron de vuelta en Castellón. Fernando no pensó que demorarían tanto, pero con los pequeños nunca se sabía, y el resultado fue que pasó todo el día junto a Vivi.
Estacionó el coche y cuando llegaron, le pidió a Vivi que llevara a Pilar a la casa, mientras él se encargaba de dejar a los mellizos en la suya. Fue su padre quien lo recibió, y al ver su rostro supo que algo andaba mal.
—Hey, chicos, ¿qué tal la pasaron? —intentó distender el ambiente.
—¡Genial! —gritó Nanda.
—Vimos tiburones, y ballenas y flamencos... —contó Froilán.
—A Nemo, a una estrella de mar —agregó la niña.
—Eso se escucha estupendo. ¿Por qué no van a contarle a mamá? Ella los está esperando en el patio.
Los niños no lo pensaron dos veces y echaron a correr, llenos de entusiasmo.
—¿Qué sucedió, papá? —le preguntó Fernando—. Siento que hay algo que no me estás diciendo...
—Por favor, siéntate un momento.
Fernando hizo caso y se sentó frente a él en el diván cercano a la ventana de cristales.
—Tus abuelos me llamaron hace poco. Sarah se ha llevado sus cosas y se ha mudado de regreso a casa de Esperanza.
—¿Qué? —Fernando quedó en silencio, pensando en aquellas palabras. No era posible, Sarah se había ido...
—Sé cómo te debes estar sintiendo, Fern, pero creo que debes entenderla. En las actuales circunstancias vivir con Viviana y contigo, los tres bajo el mismo techo, no era lo más recomendable. Pienso que ha llegado el momento de pensar en divorcio, Sarah no se merece menos y la situación que tienes ahora mismo en casa es insostenible.
—Lo sé —admitió.
—Un divorcio litigioso puede durar mucho tiempo, lo mejor es que llegues a un acuerdo con Vivi. De cualquier forma, Fern, esto no se puede dilatar más. Todos sabemos lo que está en juego, pero también creemos que tienes todas las de ganar —le aconsejó su padre.
—Pero es que Sarah...
—Es mejor así, Fernando. Ya tendrán tiempo de retomar las cosas, pero por el momento es mejor que tomen esta distancia. Tienes a Vivi contigo, eso es muy incómodo para todos e incluso puede entorpecer tu divorcio.
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La chica del poema ✔️
Dla nastolatkówSarah tiene diecisiete años, trabaja en un café y está a punto de comenzar sus estudios de Derecho en la Universidad de Valencia. Su vida es tranquila, sin grandes sobresaltos, hasta que una tarde se reencuentra con su mejor amigo del colegio, del q...