El tiempo de gestación se calculaba a partir de la fecha de la última menstruación. El médico determinó que Viviana tenía casi ocho semanas de embarazo. A Fernando le sorprendió un poco, pues pensó que el embarazo sería más reciente, pero no dijo nada. Víctor, el general retirado de la Guardia Civil, lo miraba con cara de pocos amigos durante toda la estancia en la clínica. Fern tragó en seco, pero se mantuvo apacible, escuchando las consideraciones del médico. El embarazo transcurría bien, pero igual indicó algunos exámenes complementarios a la joven gestante.
La decisión de continuar el embarazo parecía ya cosa discutida y Viviana se mostraba conforme e incluso feliz con ella. Él pensó que lloraría de frustración por perder la carrera de modelo, pero no había sido así. Su padre había tenido algo que ver con esa decisión. Era opuesto al aborto, y además veía con pavor las incursiones de su hija en el modelaje, lo cual consideraba un mundo peligroso para una joven de su edad. Aquellas concepciones sobre su trabajo se volvieron más firmes cuando su esposa Melinda lo abandonó por otro hombre el año pasado. Desde entonces, el fiero Víctor se había vuelto un acérrimo opositor a las actividades laborales de su hija. Vivi se impuso por algún tiempo, había seguido adelante con su contrato, pero ahora estaba decidida a abandonar su sueño.
—Fernando, te espero esta noche en casa para discutir algunas cuestiones, dada la actual situación —expresó el general, con autoridad. Era una orden, no una petición.
—Ahí estaré —respondió él joven. No pensaba huir de su responsabilidad, ni tampoco demostraría tenerle miedo a Víctor.
Fern rehusó marcharse en el auto del general, inventó una excusa y regresó a casa caminando, sin importarle que se tratasen de varios kilómetros. Su mente era un hervidero, rememorando qué había sucedido ocho semanas atrás, o más exactamente, seis semanas antes, ya que conocía por su madre que dos semanas en ese cálculo no era reales, sino que se adicionaban contando la menstruación de la mujer y no el momento exacto de concepción. Era una fecha aproximada, no tan precisa como le hubiese gustado.
Hizo memoria y recordó que Vivi participó en un importante desfile de modas en Barcelona, que le hizo permanecer unos diez días en la ciudad condal. Él no la acompañó pues estaba con sus padres en Ibiza, además de que detestaba aquellas pasarelas. ¿Sería posible? ¿Habría sido en aquel momento y con otra persona? Sentía mucha vergüenza de estar pensando aquello, así que intentó apartar ese pensamiento. Jamás haría pasar a Vivi por la humillación de someterse a una prueba de paternidad. Fern sabía cuán enamorada estaba ella de él, cuánto había sufrido por la separación y no le había dado motivo alguno para desconfiar… Sin embargo, no podía dejar de recordar aquellos días de ella en Barcelona y de él en Ibiza, exactamente seis semanas atrás.
Sarah no había prestado mucha atención a las clases de aquel lunes, su pensamiento estaba en Fernando. No había vuelto a tener noticias, ni ella le había llamado. Quería mantener su dignidad, incluso a riesgo de perder la poca ecuanimidad que aún le quedaba. Su abuela la había notado distraída, triste, un cambio en realidad muy notorio luego de la alegría que le había visto cuando llegó. Sarah se excusó aludiendo que echaba de menos a Fernando, pero no se atrevió a decir nada más, ya que la situación era muy difícil de entender.
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La chica del poema ✔️
Novela JuvenilSarah tiene diecisiete años, trabaja en un café y está a punto de comenzar sus estudios de Derecho en la Universidad de Valencia. Su vida es tranquila, sin grandes sobresaltos, hasta que una tarde se reencuentra con su mejor amigo del colegio, del q...