✰Capítulo 33✰

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LEONE

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LEONE

Solamente habían pasado dos semanas desde que Ariadna se había ido y yo sentía que llevaba una eternidad sin verla. 

Cada día la extrañaba más, y era muy difícil para mí no poder tocarla. Siempre que hablábamos por videollamada sentía unas ganas inmensas de atravesar la pantalla para estar con ella. 

Sabía que tal vez ella se sentía igual que yo, por eso no le manifestaba tan a menudo lo triste que me sentía y la falta que me hacía. No quería que se sintiera culpable por haberse ido, porque no fue su culpa. Seguramente yo hubiese hecho lo mismo en su lugar.

Y le prometí que iba a seguir con mi vida normal así como lo haría ella. También le prometí que arreglaría las cosas con mi madre, sí había vuelto hablar con ella, pero no me había disculpado por haberle dejado de hablar. Era cierto que ella se había comportado muy mal conmigo; aun así, era mi madre y de alguna manera solo quería lo mejor para mí. 

Por eso decidí llamarle, había pasado un mes desde la última vez que lo había hecho.

—Solo quería disculparme contigo por haber sido tan grosero y orgulloso— me sinceré con ella.

—Vale. No había razón para que me dejases de hablar, yo solo te digo la verdad. Es lo que siempre hago.

—Pero es que nunca estás de acuerdo con las decisiones que tomo, mamá.

—Porque no creo que sean las decisiones correctas. Ya te lo he dicho, yo quiero que te vaya bien en la vida. Pero eres tú el que no obedece mis consejos.

—Y yo te he dicho que sé lo que hago, lo que sucede es que...

—¿Estás seguro de que sabes lo que haces?— me interrumpió— Cuéntame, ahora que terminaste la universidad, ¿qué es lo que estás haciendo?, ¿en qué estás trabajando?, ¿te estás dedicando a lo que querías?

—Mamá, ya hemos hablado de esto muchas veces. Todo lleva un proceso...

—¿En qué trabajas ahora mismo?

Suspiré.

—Por el momento estoy como director de música en espectáculos de danza. Y todavía sigo trabajando en el área de marketing digital.

—¿Y eso era lo que querías? ¿Para eso te mataste estudiando?

—No, no era lo que quería. Pero yo sé que puedo llegar lejos.

—Qué bueno que tu padre y yo no financiamos tus estudios en la universidad, porque yo nunca estuve de acuerdo con lo que estudiaste.

—Y por eso mismo no deberías reclamarme nada, porque fui yo quien pagó mis estudios. Así que tenía derecho de estudiar lo que me apeteciera.

—Y fue una pérdida de tiempo y dinero. ¿Ves por qué siempre estaba insistiendo en que no estabas tomando decisiones sabias?

—¿Ahora entiendes por qué prefiero no llamarte? Siempre terminamos discutiendo.

Estrellas de Neón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora