✰Capítulo 19✰

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ARIADNA

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ARIADNA

Llevaba un par de semanas sin reunirme con Leone para las clases de guitarra. Dejé de ir a su apartamento porque había estado bastante ocupada con la universidad, pero ahora que ya había entregado todos mis proyectos podía descansar y continuar con las clases. 

Iba a decírselo, pero ese día no nos íbamos a ver porque era sábado. Así que solo tenía dos opciones, esperar hasta el lunes o enviarle un mensaje. Opté por lo segundo. Aunque no estaba segura de hacerlo. No es que no quisiera escribirle, pues lo hacía todos los días, pero quería comentárselo en persona. 

Era impresionante el hecho de no querer pasar ni un segundo lejos de él.

Ya me había acostumbrado a su compañía, a pesar de que lo nuestro no avanzaba en lo absoluto. Me seguía preguntando por qué todavía éramos amigos si claramente no actuábamos como tal. 

Pero me ganó la inseguridad y no quise hablarle sobre ello, supuse que tarde o temprano él sacaría el tema a flote. Y aunque traté de no pensar en eso, era doloroso para mí imaginar que solo me estaba ilusionando con algo que quizá nunca pasaría.

Pese a ello, quise seguir reuniéndome con él, aun si eso implicaba pasar tiempo juntos. Entonces, si Leone me rompía el corazón, iba a ser culpa mía. Quería jugar con fuego, y seguramente me iba a quemar. 

De modo que le comenté que iba a continuar con las clases si todavía estaba dispuesto a enseñarme y si no estaba ocupado. Él aceptó y me dijo que me esperaría en su apartamento ese mismo lunes después de clases. 

El fin de semana pasó rápido, con tanto trabajo ni sentí el tiempo. El encargado de la pizzería regresaba de su viaje el miércoles, no había sido sencillo quedarme a cargo por todas las responsabilidades que tenía, pero al menos ya iba quitarme ese peso de encima. 

Ya había olvidado cuándo fue la última vez que salimos con Sofía en la noche, ambas trabajábamos mucho y era poco el tiempo que teníamos libre. Necesitaba mis vacaciones urgentemente. Era un alivio que solo faltasen tres meses para finalizar el año escolar.

Se llegó el lunes y no vi a los chicos porque no almorcé con ellos, salí de clases más temprano debido a que mi profesor de informática no asistió a la universidad por un problema de salud. Me fui a mi dormitorio y esperé a que Leone saliera para irnos juntos a su apartamento. No le avisé que ya estaba en la residencia porque no quería interrumpirlo si estaba en clase, y le escribí a la hora del almuerzo para que me esperara en la salida de la universidad. 

No respondió mi mensaje, ni siquiera lo leyó.

Le escribí a Sofí para preguntarle si lo había visto y me dijo que no fue a almorzar con ellos. Me pareció súper extraño, ya que tampoco les dijo nada, y Sofía pensó que se había ido conmigo. 

Ese no era un comportamiento normal de Leone, por eso fui a buscarlo por mi cuenta. Dado que no respondía mis mensajes ni mis llamadas, fui directo a su apartamento. No me gustaba llegar sin avisar, pero la situación lo requería.

Estrellas de Neón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora