Estrellas de Neón ©

✰Capítulo 30✰

LEONE

Quería que Ariadna sintiera que siempre estaría con ella, en las buenas y en las malas. Me sentía aliviado porque ya no le afectaba tanto lo de mi madre, y porque no decidió romper conmigo por eso. 

Estábamos disfrutando nuestra relación a plenitud, los días junto a ella eran mejores y cada día sentía que la quería más. El tiempo iba pasando demasiado rápido, y no quería que los años restantes en la universidad terminaran. Era cierto que habíamos hecho muchísimas cosas juntos, pero para mí no era suficiente.

No quería que ella se fuera. No dudaba que una relación a distancia podía funcionar, pero no iba a ser lo mismo y no iba a poder estar tanto tiempo sin verla. También tenía la opción de viajar para visitarla; aun así, iba a ser muy poco el tiempo que estaría con ella. 

Nunca había pensado en todo eso cuando decidí entablar una relación con Ariadna, y al pasar los meses, la idea de que ella regresara a su país me aterró. Y tampoco habíamos hablado sobre ello, pero pensaba que ya debíamos hacerlo para tomar una decisión juntos o para saber lo que pasaría con nosotros.

Por eso, un día mientras estábamos en el apartamento, saqué el tema a colación.

—¿Has pensado en qué vas a hacer al terminar la universidad?— le pregunté.

Estábamos tumbados en el piso de mi habitación, mirando hacia el techo.

—Mmm, la verdad no. Me encantaría ejercer mi profesión y tener la oportunidad de trabajar con algún equipo de producción de películas. Pero no sé si podré hacerlo justo al graduarme. ¿Por qué lo preguntas si todavía me falta un año para terminar?

—Porque el tiempo pasa muy rápido— hice crujir los dedos de mis manos—. Y cuando menos te lo esperes, vas a estar graduándote.

—Tienes razón— fijó su vista en mí. Se quedó pensando unos segundos.

—¿Piensas regresar a tu país?— demandé, aun cuando ya sabía la respuesta.

—Sí.

—¿Y puedes dedicarte a lo que quieres ahí? Porque déjame decirte que aquí en España hay muchas oportunidades para trabajar en esa área— le hice saber—. O incluso en Italia— bajé el tono de mi voz.

Me arriesgué al decirle eso, aunque sabía que no iba a parecerle buena idea vivir ahí. Pero no perdía nada con intentarlo.

—¿Qué insinúas?

—Nada, solo pensé que podrías quedarte a vivir acá, o podemos irnos a Italia si eso te parece mejor. Créeme, ganarías más dinero y podrías cumplir tus sueños como siempre quisiste.

—No se trata de dinero, Leone— se enderezó y se sentó recostando su espalda en el borde de la cama. Yo la imité—. Es verdad que aquí hay mejores oportunidades, pero tengo que regresar. Le prometí a mi familia que lo haría. E Italia no es una opción y ya sabes por qué.