✰Capítulo 32✰

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ARIADNA

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ARIADNA

El recibimiento que tuve por parte de mi madre y mi hermano fue muy lindo, y los padres de Sofía también nos recibieron en el aeropuerto. Hasta Tobby llegó a darnos la bienvenida. 

Xander hizo una pancarta que decía "Bienvenidas Ari y Sofí". Mi hermano no era muy creativo, pero se había esforzado mucho para hacerla. Ese momento fue muy emotivo, sentía como si no los hubiese visto por muchos años, y anhelaba volver a verlos y poder abrazarlos de nuevo. 

Obviamente derramé unas cuantas lágrimas, así como Sofía y nuestras madres. Después de ese recibimiento, fuimos a comer a un restaurante.

Al llegar a mi casa, dejé tirado el equipaje a un lado de la cama y me tumbé en ella. El viaje me había dejado agotadísima y extrañaba mucho mi cama. Y mi habitación también. Estaba feliz y triste a la vez por haber regresado. Había dejado a muchas personas importantes en España y ya los comenzaba a echar de menos. Esperaba poder verlos pronto otra vez.

Empezaba a quedarme dormida cuando alguien subió a mi habitación. La puerta estaba entreabierta.

—¿Puedo pasar?— preguntó Xander, asomando su cabeza.

—Claro— me incorporé hasta quedar sentada.

—¿Estabas durmiendo? Porque puedo venir en otro momento.

—Ah, sí. Pero ya estás aquí, además, extrañaba mucho a mi hermanito— me hice a un lado para que se sentara.

—A mí también me hiciste muchísima falta. Incluso Sofía— carraspeó.

—¿Ah sí?— reprimí una risa— Pues a ella también le hiciste mucha falta. Todas las noches lloraba por ti.

Rodó los ojos.

—Y dale con eso— despeinó mi cabello como solía hacer siempre—. ¿Nunca te cansas de molestarme con ella, verdad?

—Jamás— me acomodé el cabello.

—¡Qué tonto soy!— exclamó de repente— Olvidé traer lo que te iba a mostrar— se levantó de la cama.

—¿Qué cosa?

—Aguarda— salió de mi habitación y segundos después, entró de nuevo.

Llevaba consigo la caja roja que me había mostrado cuando recién había llegado a España, la que contenía la lámpara en forma de estrella.

—No podía esperar más para dártela, estuvo guardada todos estos años. Excepto las veces en que la encendía mientras hablaba contigo, ya sabes, para comprobar que todavía funcionara.

—La había olvidado por completo. Ahora sí podré verla en persona— sonreí entusiasmada.

Se sentó otra vez a mi lado.

—Espero que encuentres un buen sitio para ponerla— me la entregó.

—Seguro— abrí la caja y saqué la lámpara muy emocionada.

Estrellas de Neón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora