Creer en la delgada línea que separa el mundo humano del incorpóreo resultaba algo imposible para Mila Crain, y aún más llegar a pensar que ese nombre y ese cuerpo pudieran en algún momento no pertenecerle.
Luego de una serie de sucesos fuera de cu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
1. Alebrije: Quimeras cambia forma encargados de proteger y defender las almas que se les encomiendan desde el día de su creación.
Mila
Se hacía el noveno día sin saber de Malec, sin saber dónde estaba, sin haber escuchado lo que tenía para decir, sin entenderle, sin confiarle; Me sentí intrigada por él, debo aceptarlo. Para las setenta y dos horas que tenia de haberlo conocido ya me había leído casi todo libro sobre ángeles y demonios a mi alcance, quería respuestas. ¿Qué tenía que ver yo con él? ¿Y cómo es que en verdad existe? ¿Cómo es que no es un producto de mi imaginación? No podía explicar mi reciente obsesión por los seres oscuros; no podía justificar la inmensa necesidad de saber más sobre el tema.
Me había inclinado sobre los textos bíblicos, pero me habían servido una mierda, eran muy difíciles de interpretar, tenían muchas contradicciones. Sin embargo, el libro de Enoc había sido en su máximo esplendor puro interés, estaba zaceada de intentar entender sobre aquellos seres según los escritos, pero por alguna razón nada me encajaba.
Tenía verguenza. Jamás había explotado como lo hice con él, nadie nunca había mencionado la muerte de mis padres, desde que sucedió, no lo había permitido. Y para intentar remediarlo, cada día antes de dormir prendía una vela, como si eso ayudara o significase algo.
Sin amigos, sin familia, me mudé a una nueva ciudad sola para evitar específicamente que aquello sucediera, pero no contaba con que él, sea lo que sea, me enterrara más esa espina. Sus palabras rondaron durante días en mi cabeza ¿Por qué intentaba tanto decirme que lo que pensaba no era realmente lo que había sucedido?
En fin, una y otra vez creí que él había aparecido, cada que veía humo, cada que se cortaba la electricidad, incluso, cada que veía una iglesia yo me volvía loca buscándolo alrededor. Quizás volver al inicio, a pensar que era un sueño o que me estaba volviendo totalmente loca era la mejor opción.
Así que fui al doctor por la mañana, me había despertado con aquella leve presión en la cabeza; El hombre de bata blanca me aseguró que solo se trataba de un estrés muy fuerte que estaba experimentando, me recetó unos medicamentos y me recomendó "Llevar las cosas con calma" porque que se te aparezca un demonio estando encerrada es algo que se pueda llevar con mucha calma.
De camino al trabajo no podía dejar de pensar en aquella conversación con él, Malec, en las cosas que sabía de mí y en el hecho de que hizo énfasis en esa maldita costumbre que he desarrollado de robar por gusto.
"No puedo hacerte daño sin sentir lo mismo que tú."
Le creía, si no ¿Por qué no me mató teniendo la oportunidad?