—¿Por qué carajos la llevaste a ese lugar? ¿Qué te hizo pensar que estaba lista para ver la conexión directa entre nuestros mundos? ¿Quién mierda te dio esa autoridad? —Escucho gritos salvajes mientras abro los ojos lentamente y consigo a Malec sentado delante de mí con Ivón de pie al otro lado de la habitación.
Volvimos a la casa de resguardo y evidentemente esos dos se están peleando como perros callejeros.
—Tengo los mismos derechos y responsabilidades que tu sobre Mila. —Se excusa Ivón moviendo un pequeño utensilio entre sus dedos, parece una daga, parece mi daga.
Estoy un poco débil para mover algo de mi cuerpo que no sean los ojos, así que simplemente me limito a verlos gritarse sin propósito alguno. Ambos son tercos, ambos son prepotentes, ambos sin incapaces de admitir que cometen un error ¿Qué necesidad hay de pelear?
No creí que verlos pelear me reconfortaría tanto, porque al menos eso me da a entender que en el mundo al menos hay dos personas que se preocupan por mi bienestar, aunque las cosas hayan empezado con ellos queriendo deshacerse de mí.
Malec luce cansado, jamás creí verlo demacrado, pero supongo que ni siquiera ese cuerpo humano es capaz de soportar la tortura interna que tiene consigo mismo y su naturaleza. Tiene el cabello algo enmarañado y largo, pero no deja de verse sexy, que es lo que me frustra, ojeras evidentes bajo sus ojos y tiene los labios pálidos y agrietados; está vestido con una camisa de botones blanca que como mínimo es dos tallas más grandes que él, la cual, deja al descubierto su pecho, junto a un pantalón ajustado al cuerpo y botas de seguridad que nunca lo abandonan.
—Responsabilidades, deberías hacer énfasis en esa palabra específicamente. —Lo regaña Malec en un tono frio. —No la preparaste para lo que estaba por ver, las operaciones de materia no son una cosa fácil de ver, mucho menos para un humano.
Mientras los escucho hablar recuerdo lo último que vi antes de entrar en shock y no, no me desvanecí por lo que vi específicamente, sino por las sensaciones que me produjo hacerlo. Supongo que todos tenemos nuestro punto débil, mental y físicamente hablando, si nos centramos en la segunda opción, el cuello es la mía.
Hubo sensaciones que me sorprendieron, como si otra vez estuviera presenciando algo que antes viví, lo que me hizo pensar qué quizás una de las almas dentro de mi haya tenido experiencia con eso, pero me intriga, en verdad me intriga descubrir el mundo ¿Espiritual? No sé si podría llamarle así, pero si, el mundo espiritual que hay en la tierra y la conexión humana con él.
—Ni que ella lo fuera. —Miro a Ivón encogerse de hombros.
—Lo es ¡Maldita sea! —Grita Malec con desespero. —Mentalmente ella aún lo es.
Me quejo intentando levantarme de la vieja cama en la que estoy, siendo consciente de que siempre despierto de la misma manera. Llamo la atención de Malec quien se desespera por acercarse a mí y toma mi rostro entre sus manos con un semblante cargado de preocupación.
Grito al sentir como sus manos queman mi piel y es instantáneo como Ivón se interpone y quita sus manos de mi rostro haciendo que Malec quede petrificado por completo. El demonio mira sus manos por un instante mientras que Ivón revisa mi piel, Malec luce aterrado al darse cuenta de que otra vez su tacto es letal para mí, pero no parece entenderlo.
—¿Cómo...? —Se interrumpe a sí mismo.
Ivón respira profundamente sin dejar de mirarme y le responde. —Surgió otro estigma el día del desastre. —Hace una pausa. —Recuerda de donde te escapaste, no te atrevas a tocarla de esa manera. No puedes entrar y salir del infierno sin traer un poco de él contigo.

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Neophyte
ParanormalCreer en la delgada línea que separa el mundo humano del incorpóreo resultaba algo imposible para Mila Crain, y aún más llegar a pensar que ese nombre y ese cuerpo pudieran en algún momento no pertenecerle. Luego de una serie de sucesos fuera de cu...