30. Guerra

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Mila


Despierto desorientada y con la vista completamente borrosa. Siento lagañas en mis ojos, la boca reseca y una acidez inexplicable. Siento una brisa fría golpearme el rostro, escucho grillos a lo lejos y también una respiración pesada cerca, pero no logro identificar si pertenece a un conocido o extraño.

Pongo las manos en la tierra lastimándome por las piedras y trozos de vidrios que siento al presionar mis palmas. Las sacudo para quitar los restos de tierra y las llevo a mis ojos para estrujarlos buscando vagamente que mi vista se torne un poco más nítida.

Limpio mi boca al sentir una especie de líquido por mis labios, veo mi mano ¿Espuma? Me limpio de la tela mugrosa del vestido que fácilmente pasó a ser un pedazo de tela que con mucho esfuerzo cubre mi desnudez.

Estoy sudando y el calor corporal que tengo no es normal, sé que tengo el cabello pegado a la cara, pero también soy consciente de que hay un sinfín de velas encendidas a mí alrededor.

—Increíble. —Una voz femenina pero gutural me toma por sorpresa. Bajo las manos y con una vista un poco más clara puedo visualizar a la bruja aún sentada con las piernas cruzadas en frente de mí. —Estuviste en el limbo de arcano y sigues con vida.

¿Limbo de arcano?

Arrugo la nariz y me rasco la nuca intentando que todos mis sentidos vuelvan a trabajar como de costumbre. Me esfuerzo por recordar lo que soñé o mejor dicho, a donde me transporté mientras estaba en coma, pero solo logro visualizar ciertas personas con túnicas negras, signos y un idioma raro que no logré entender. Básicamente una pesadilla de principio a fin.

Seis.

Por alguna extraña razón el número seis ronda mi mente una y otra vez mientras intento recordar cualquier cosa que haya sucedido estando en ese trance; ¿Seis qué? ¿Seis personas? ¿Seis almas?

La bruja se pone de pie y se acerca a mí; toma mi cara con fuerza enterrándome las uñas en las mejillas. Su mirada es tan aterradora como hipnotizante, su aliento es tan asqueroso como las llagas en su cara, todo en ella grita "Bruja." No sé específicamente que es lo que busca, pero definitivamente es algo en mis ojos lo que planea conseguir.

Me suelta empleando fuerza y caigo de costado en el suelo por lo débil que me encuentro ¿Aún estoy dormida? Joder.

—¿A dónde fuiste? ¿A qué plano? —Pregunta en tono tajante. Yo intento procesar lo que me pregunta, no tengo una respuesta clara para darle. —¿Qué es esto? —Señala algo en la tierra que no identifico; Una especie de signos, letras y dibujos plasmados en la arena roja del suelo ¿Yo las hice? ¿Estando inconsciente? —Responde. —Ordena con rabia.

Estoy absorta de lo que quiere saber. No puedo concentrarme en otra cosa que no sea el dolor punzante en mi espalda, frente y manos. Mis estigmas deben haberse unificado o algo así, tal y como Ivón dijo.

Ivón.

Miro hacia los lados buscando su rostro una y otra vez. Me pongo de pie con dificultad caminando por la choza mientras que la bruja no deja de susurrar cosas y revisa los signos en la tierra. ¿Dónde está? ¿A dónde fue? ¿Me abandonó?

—Sabes perfectamente que esto conllevaba a un sacrificio. —Le escucho hablar a la bruja en voz alta. —Olvídate del ángel, y ya que estás, del demonio también.

Ignoro lo que dice y avanzo dando largas zancadas de un lugar a otro en ese engorroso lugar. Si, Malec o Ivón no estaban cerca y luego de mi roce con la bruja lo único que quería y necesitaba era escapar rápido de ese lugar.

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