Los presentes estaban silenciados, para ninguno pareciera existir el ruido de la ciudad, de los autos o de cualquier factor de su entorno, solamente el de los pasos de aquellos hombres retirándose después de haber hecho su labor.
Su mirada de ojos irritado y la punta de su nariz rojiza seguían en el mismo perfil de frente mirando hacia abajo, ahí a donde desapareció entre la tierra.
Amada hija y amada hermana
Elsa Arendelle
Una mano se apoyó a su hombro, pero esta ni siquiera tomó su atención.
-Lo lamento mucho, Anna -Habló la voz de la pelirroja quien vestida de negro igual que ella.
-Le dije que necesitaba ayuda, siempre le insistí en que la ayudara.
-La tuvo, Anna, créeme que la tuvo -Merida se giró de perfil mirando a unos pasos atrás al castaño quien también miraba entre lagrimas a la lápida de su amiga.
Y más atrás, bajo las sombras de los árboles al final de ese espacio, quien estaba de pie era el peliblanco. Miraba entristecido de inicio a fin el funeral.
Le era inevitable recordarla en sus brazos la última vez, aquella noche que la cargó en brazos de ese restaurante al hospital, intentó contactar a Rapunzel, pero esta mujer le explicó que ella podía curar, no revivir.
Siguió intentando darle de su marca, darle vida de su inmortalidad, pero esta ya era sólo una marca cualquiera.
Jack lloró todo lo que tenía que llorar con ella en brazos, Merida e Hiccup incluso querían darle su apoyo, pero Jack no reaccionaba más que a su llanto de perdida mientras Elsa sangraba.
Regresando su mirada al funeral, escuchó unos pasos venir tras de él para quedar a su lado.
-Cuantos años de no verte, Jack.
-Sólo unos...¿Treinta?
-Cincuenta y ocho, pero cerca.
-Ah -Jack respondió sin mínimo interés -Después de pasar más de cincuenta y ocho años inmortal se me olvida contar los años.
-Yo no podría no contarlos, me salvaste la vida -Dijo este hombre sonriéndole- Fui el primero al que negaste y engañaste en asesinarme.
-Eras.....Eras sólo un joven, Nicolás.
-Fuiste un guardián que me defendió de sus otros jinetes, sólo tuviste que decir que me mataste engañar una pesadilla con tus poderes -Suspiró -Fue por ti que logré abrir Guardianes, porque había gente como tú.
-Como yo, claro -Resopló mirando su marca y sus manos.
-Tienes los dones de Pitch ¿Cierto?
-Haber asesinado a Pitch fue haber dejado todo como estaba, yo como un inmortal con la marca sin poder, con sus dones y.........sin haber podido salvarla otra vez.
-¿Si sabes que una vez más interfirió en su vida?
-¿Dices que volverá a nacer?
-Podemos mantener la fe y la paciencia -Golpeó con amistad su hombro para alejarse -Cuídate Jack, sé que harás cosas mejores con los poderes de Black, mejor ahora que eres libre ¿No?
Quedó solo mirando hacia al suelo cuando se retiró, le miró de espaldas y regresó la mirada a las lejanías.
Cuando la gente se retiró hora más tarde, Jack estaba de pie frente a su lápida, suspiró sabiendo que una vez más no era coincidencia esto.
Pues se alejó de la lápida para encaminarse por los árboles y más tumbas hasta llegar a una a la que le dejaba flores hace muchos años.
La lápida de Elizabeth estaba en ese mismo cementerio, las borrosa de las letras y con algunas grietas de tan vieja.
-Te fallé en ambas vidas....-Susurró -Y si algún día logro morir.........espero poder encontrarte en la siguiente.
A cada lápida le dejó una rosa blanca, se alejó y abandonó el lugar.
Libre era un término un tanto desconocido, sentía que debía cuidarse las espaldas, que debía sentirse paranoico y sobre todo también que debía proteger de alguien.
Pero esta vez era él solo, sin Elsa, sin su jinete aprendiz Astrid e incluso ese fastidio de Tadashi.
Era sólo él y sabía que su castigo era aquella soledad de aquella vida inmortal.
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No tengo miedo a...
FanfictionLa había perdido años atrás antes de ser inmortal, pero hoy aparece el amor de su vida reencarnada como un objetivo que debe matar. El frío pasado de ambos será motivo para volverse a encontrar, pero ambos no saben que al final de todo esto podrían...