Epílogo

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***55 años después***

La noche helaba en los huesos de las personas, no había luz de la Luna, pero sí de aquellos anuncios luminosos con efectos de dimensión en los altos edificios. Las personas se apresuraban a encerrarse a sus hogares, de subir a transportes públicos y algunos de sacar dinero de las avanzadas máquinas de cajeros.

-No hay crédito -Repetía un cajero a una mujer que intentaba sacar dinero – No hay crédito.

-Maldición, vamos -La mujer insistía a la máquina – Me acababan de depositar.

-No hay crédito.

Un hombre caminó tras de ella para simular formarse, pero en realidad preparaba un arma para robarle sus pertenencias.

Antes de dar un paso para amenazarla, se detuvo en seco cuando observó una sombra cobrando la figura de un hombre por la esquina del establecimiento. Aquel joven encendió sus ojos ámbar entre la oscuridad mientras jugaba con su mente añadiendo ruidos de pesadillas gritando y llorando.

-Aléjate de ella si aprecias tu vida -El susurro de su voz no emanó de sus labios, pero se hizo presente en toda su cabeza.

-Di-Dios....mí-mío, es el diablo -Se dijo queriendo irse, pero de nuevo le llamó.

-Deposita el arma en el contenedor de basura -La figura desapareció para reaparecer en una esquina cerca -Ahora.

-Cla-Claro.....Perdóneme -El sujeto dejó el arma para salir corriendo.

Este joven cobró su figura vistiendo de traje negro con botillas de tobillo, se acercó al contenedor para tomar el arma y empezar a desarmarla y rompiendo algunas partes con su puño.

-Dice que no hay crédito -La mujer le dijo cuando se cruzó con este a la salida -Para que se entere.

-Gracias -Agradeció el peliblanco sin mucha expresión -Cuídese, señorita.

Más tarde esa misma noche, Jack entró a un restaurante nocturno y privado. Tomó asiento en la barra de bebidas para ordenar un trago y un tazón de fideos con verduras.

Observó por la gran ventana la nieve que comenzaba a caer, acarició su cuello regresando la mirada a su tazón cuando un joven alto se encaminó a cuestionar al mesero.

-Buen noches, vengo por el incidente que ocurrió hace unos días-Se aclaró la garganta para estrechar su mano -Vengo de parte de Guardianes, me presento, Hiro Hamada.

Jack escuchó aquello y maldiciendo estuvo por ponerse de pie y pagar la cena, pero justo apareció una vieja conocida que tomó asiento junto a él y regresándolo a sentarse.

-Cuánto de no vernos.

-Gothel, ahora no -Intentó volver a irse, pero la mujer le regresó.

-No he venido después de tantos años para que me dejes aquí con noticias.

Jack resopló tomando asiento para mirarle con calma y resaltando su mentón.

-¿Qué?

-Lamento........mucho lo que sucedió con Elsa.

-¿Me dices esto después de 40 o 50 años de su muerte?

-No te busqué porque sé lo odioso que eres cuando te buscan sin si quiera pedirlo -La bruja reacomodó sus cabellos negros de un lado – Mi florecita de Rapunzel y yo estamos muy agradecidas de habernos quitado a Balck de encima, sé que no lo hiciste por nosotras, pero haberlo exterminado fue......una libertad para nosotras.

-Yo no fui quien se deshizo de él, fue Elsa y.......no eran las únicas bajo amenazas.

-Sabemos que fuiste el único jinete inmortal, nosotras somos inmortales por naturaleza, pero ¿Tú? No deberías ya estar aquí.

-Puedo suicidarme -Bromeó sin sonreír un poco – Gothel ¿Qué es lo que quieres?

-Déjame ver tu marca -La mujer le tendió la mano.

-Está a la mitad, no es.......

-Que me la enseñes -Insistió provocando a que este gruñera mientras se apartaba su manga de encima.

La bruja con una mano tomó su brazo derecho inspeccionando la marca que quedó a la mitad. Miró a sus ojos con media sonrisa mientras que con su pulgar repasó la piel encima de su marca para borrar una parte de ella, casi igual que borrar una mancha de suicidad.

-Hey ¿Pero qué....-Jack apartó la mano mirando su brazo asombrado - ¿Qué hiciste?

-Hazlo, también puedes.

Jack dudó de aquello, pero en efecto: la marca la estaba borrando con su otra mano.

-¿Qué sabes de esto? -Preguntó el ojiazul extrañado.

-Te dije que estaba agradecida por tanto contigo y no sólo de asesinar a Pitch -Gothel movió su mano con una seña de saludo hacia a alguien -Así que podía aclarar tu destino lo más pronto posible.

Gothel miró tras de él sonriendo, Jack se giró con lentitud para ver el mismo punto de atención.

Sus piernas temblaron y su corazón se aceleró de ver Rapunzel entrando con esa hermosa platinada de ojos azulados. Vistiendo un sacó marrón, su cabello suelto y unas botas del mismo color.

Cuando la miró, la platinada analizó su rostro sin gesticular, tragó un nudo y parpadeó nerviosa.

-Hola......

-Hola -Jack saludó.

-En.......En esta vida crecí con el nombre Eleanor, hija única de una madre soltera ya fallecida -Ella sonrió más confiada – Pero mi primer nombre fue Elizabeth y el nombre que más me ha gustado ha sido Elsa.

-No es posible -Jack tragó un nudo -¿En.....En serio eres tú? ¿Me re-recuerdas?

-¿Cómo olvidar al hombre que amo y cuidó de mi, Jack?

El ojiazul sonrió con sus ojos lagrimeando, no evitó en acercarse a abrazarla. De envolverla con sus brazos lo más que pudiera y besar sus mejillas.

-¿Sabías que su segunda vida fue interrumpida por el mismo hombre que le arrebató la primera? -Gothel se encogió de hombros -Sólo era necesario estar al pendiente de los hospitales de esta ciudad con tan hermosa descripción, esperar a que creciera y consultarla un día para devolverle sus memorias de ambas vidas. Con Elsa y su tercera oportunidad y tú librándote de la inmortalidad.

-¿Hiciste........todo eso por mí? -Preguntó Jack sin dejar de abrazar a Elsa.

-Ambos estamos a mano -Gothel se levantó para encaminarse con Rapunzel -Vamos, mi florecilla.

Ambas mujeres se despidieron, dejando a ambos solos.

-Creo.....-Elsa suspiró sonriendo -Creo que hay mucho de lo que te puedo contar de esta vida.

Jack asintió con una gran sonrisa.

-No sabes lo emocionado que estoy por escucharte.

-Pero que sea en otro lugar -Ella tomó su mano – Como en mi hogar que podrá ser de ambos, tenemos una vida por cumplir esta vez, sin riesgos ni poderes.

Este asintió dudoso, miró su reflejo en el espejo del pasillo para admirar que ya no era peliblanco ni ojiazul, su cabello regresó a castaño, ojos marrones y piel cálida.

No tenía ni siquiera un don, de hielo o pesadillas, era libre, ambos lo eran.

-Vamos, amor -Jack entrelazó su mano con la de ella – Esta vez disfrutemos la última oportunidad, cuidaré de ti siempre.

-Y yo de ti -Elsa besó sus labios recibiendo un abrazo de él, la cargó de su cintura arrancándole una risa.

Ambos salieron de ese restaurante para dirigirse a un hogar que ambos iniciarían una vez más, disfrutando su presente, su día y noche, la gente que los amaba y rodeaba, porque sabían que vida sólo hay una.........con memorias, puede que se reencontraran por una eternidad y ellos sin saberlo, pues aquellos quienes están destinados a amarse, rencarnarán por siempre destinados.

FIN

No tengo miedo a...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora