En una ciudad al Noreste del reino de Atguila.
--Su ilustrísima, la carta de su reina ha llegado. --Dijo una dama a espaldas de un alto hombre, quién volteó con tranquilidad, tomando el pedazo de papel.
--¿Invasión de bestias? Parece que padre se va a enfrentar a un dilema dentro de poco. --Una sonrisa fría apareció en su rostro.
--¿Desea que vaya en ayuda del reino, Su ilustrísima?
--Por supuesto que no --Negó con la cabeza, observando a su subordinada con una mirada calculadora--. Atguila no caerá tan fácilmente, pero el daño a la ciudad me dará la oportunidad de demostrarle de una vez por todas a ese bastardo arrogante, quién es más adecuado para sentarse en el trono.
--Será lo que ordené, Su ilustrísima.
--Sin embargo, dile a mi dulce amada que mantenga vigilado a ese viajero que llegó con Herz, siento que no es tan simple como puede parecer.
--¿Cree que sean ciertos los rumores, Su ilustrísima? --Preguntó la otra dama encapuchada.
--Lo dudo --Se acercó lentamente a la ventana, observando el panorama con una mirada seria--, pero si no lograste mirar dentro de su cabeza y, el Sabio que llegó al reino no logró capturarlo, significa que su poder no es algo para tomar a la ligera.
--¿No pudo capturarlo? --Preguntó sin siquiera pensar, claramente sorprendida. Katran asintió.
--Segun sus palabras, hay una barrera mágica muy poderosa que lo rodea, ni siquiera pudo acercarse sin evitar ser descubierto --De repente y, por puro instinto sonrió--. Lamentablemente, así llegarán mil individuos igual de poderosos, mi querido hermano ya tiene los días contados.
Las damas encapuchadas asintieron, estando de acuerdo con la afirmación anteriormente dicha.
∆∆∆
Reino de Atguila.Entre los murmullos de los jóvenes soldados, la puerta de los muros del exterior se abrían, permitiendo el paso a un carruaje de finos materiales, de grandes dimensiones y, jalado por cuatro caballos de raza pura. La ventanilla se abrió ligeramente, dejando salir de allí una pequeña ficha, una que se otorgaba a los aventureros por encima de una estrella dorada, por lo que al ver ese distintivo símbolo, el guardia de la puerta interior dio permiso para el siguiente avance. El carruaje se detuvo de inmediato al cruzar el umbral hacia territorio de la gran ciudad, permitiendo ser visto por los soldados que entrenaban en las cercanías.
--¿Quién será? --Preguntó uno de los nuevos reclutas en voz baja.
--No lo sé --Negó con la cabeza el individuo de al lado--, pero debe de ser un gran noble para poder transportarse ene un carruaje como ese.
--Ustedes dos ¡A callar! --Gritó el oficial al mando.
Los soldados inmediatamente se colocaron firmes y asintieron, no atreviéndose a seguir hablando.
--Han pasado cerca de diez años desde la última vez que visité este lugar --Se escuchó una voz suave en el interior del carruaje y, en el mismo instante la pequeña puerta se abrió, dejando salir de ella una esbelta figura, de tez oscura, curvas seductoras y rizos bien cuidados--. Creo que la última vez que lo hice, todavía era una aventura de una estrella. --Sonrió, aún observando al interior del carruaje.
La gente se quedó estática al ver esa hermosa dama, mientras que los bien informados casi cayeron sobre sus traseros al saber de quién trataba.
--Pero si es la <<Princesa hielo>>. --Dijo uno de ellos.
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El hijo de Dios Vol. III
FantasiSecuela del segundo volúmen del libro: El hijo de Dios. La muerte camina a cada paso que da, el dolor no abandona su cuerpo y, las pesadillas no disminuyen, sin embargo, ahora no está solo, tiene nuevas compañeras que comparten su sendero, en busca...