Guns 'n Roses

169 16 10
                                    

Me gusta pararme a mirar este rosal. De hecho, llevo observándolo una semana. 

Estos siete días han sido un constante ir y venir del piso a aquí y sí, ya sé que las rutinas suelen ser aburridas pero la rutina del instituto, por ejemplo, también te acababa cansando; sin embargo, nunca me cansaría de esperar a que Luke volviese. Nunca dejaría de tener la esperanza porque ¿no es eso lo último que se pierde? Me refiero a, después de perderlo todo. Cosa que creo imposible porque, quieras o no, siempre te quedará algo por muy mínimo que sea.

Así que cuando una persona se encuentra en coma, es mínimo pero es algo. Es como el último rayo de una puesta de sol, de una manera u otra, el sol sigue brillando. 

Lo bueno es que convencimos a las enfermeras de que me dejaran pasar a su habitación y así, cuando me cansaba de mirarlo, le ponía su disco favorito de todos los tiempos, Appetite for Destruction de Guns 'n Roses. Luke tiene todos los discos de este grupo y la verdad es que no sé por qué es este su favorito, lo he escuchado unas doce veces seguidas esta semana y creo que lo tengo más que aborrecido. Vomitaría si lo escuchase una vez más. 

Pero por todos los pequeños detalles del cuerpo de Luke que puedo tirarme observando horas y horas o por los millones de notas diferentes que puedo escuchar de ese CD; al final, me acabo aburriendo y se me cansan las piernas de estar sentada y de bailar cuando suena Paradise City...  Y quiero salir a dar una vuelta y observar el rosal. 

Y es que, es curioso el rosal. El primer día que vine, me fijé en una rosa roja que parecía haber alcanzado la perfección. He estado fijándome en ella todo este tiempo y ayer me di cuenta de que se le habían empezado a caer los pétalos y de que cada vez estaba más seca. Y por primera vez, he mirado al rosal en su conjunto y he detectado que hay un montón de rosas que están bonitas y que al final acabarán como esta, seca y sin pétalos. Pero nunca se acabarán las rosas porque cuando una se cae, como le acaba de pasar a mi rosa favorita, crece otra. 

Estoy agachándome para recoger la rosa cuando se interrumpe el cálido silencio del jardín del hospital. 

— ¡KATHERINE! —Grita Pablo en mi espalda—. ¡ES LUKE! ¡HA VUELTO! 

El chico parece ahogarse en sus palabras por la emoción del momento, porque ha venido corriendo, porque el corazón le late demasiado deprisa. 

Me levanto con la rosa seca en la mano y la sujeto con cuidado porque no quiero que se le caigan más pétalos. Cuando llegue a casa la guardaré en un libro para que se  aplaste y luego la pondré en algún sitio donde pueda seguir observándola. 

Intento procesar la información en mi diminuto cerebro.

¡LUKE SE HA DESPERTADO!

Voy corriendo hasta Pablo y lo llevo de la manga de su sudadera hasta la puerta. 

— ¿Lo has visto ya? —Le pregunto mientras corremos por las escaleras.

Definitivamente no nos gustan los ascensores. 

—No, los médicos me aconsejaron que sería mejor si ellos les explicaban la situación primero para que, después de tanto tiempo "durmiendo", no le diese un ataque de pánico cuando yo empezase a abrazarle y gritarle. 

—Entiendo. 

Yo también he empezado a neceistar más aire pero no me paro a descansar.

—Además, quería que entrasemos juntos. —Ya hemos llegado a la planta correspondiente—. Estoy seguro de que si hubiese podido elegir a quién ver primero, te hubise elegido a tí. 

—Me caes bien tío. 

Le doy una palmada en el hombro y entramos en la habitación. El médico acaba de salir. 

 — ¿Pablo? —Es lo primero que dice cuando nos ve entrar. 

—Eh, tío, ya era hora. 

Abrazo de hermanos. 

Se prolonga más de lo que había pensado; yo solo le he podido dedicar una sonrisa y no sé ( tal vez me esté volviéndome loca y me devolvió la mirada más romántica de la historia) pero lo he  notado raro, indiferente. 

Por fin, se separan. Sigue sin mirarme. Permanezco en la esquina de la cama. 

—Pero, ¿cuánto tiempo llevo en coma? 

—Una semana, ¿por qué? 

—No sé, te veo súper mayor. Aunque la verdad es que ya llevábamos sin vernos un tiempo, mírate te has echado novia y todo. 

Me acaba de mirar rápido de pies a cabeza y, no sé si debería moverme. 

— ¿Luke? —Pablo también parece un poco confundido—. ¿A qué te refieres? 

—Ah... yo. ¿Ella no es tu novia? —Dice señalándome. 

Una vez hicimos una práctica de biología en el laboratorio en la que echabamos Coca Cola a un trozo de carne para ver el efecto que esta bebida podría llegar a tener sobre nuestro organismo si la consumíamos muy diariamente. El líquido acababa con la carne hasta que se quedaba en el hueso. Yo me siento así, consumida. 

----------------------------------

Ya, ya sé que esté capítulo ha sido más corto de lo normal y que queréis matarme peróóó no hay otra cosa. 

Comentar para desahogaros y... VOTEEEN!! 

No somos de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora