Sonido del tigre.

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Andamos hacia la casa de los Cliffords. Hace una noche apetecible de verano, de esas en las que te quedarías en la calle hasta que saliera el sol pero no podemos. Aunque esto siempre pasa, tienes la cosa perfecta en el momento equivocado.

Estamos a dos puertas de la casa y ya se puede escuchar la música. Tocamos a la puerta pero, como nos esperabamos, no lo escuchan. Así que, tenemos que dar la vuelta a la casa y entrar por la puerta trasera, que da de la cocina al jardín y que por suerte se habían dejado abierta.

Cuando entramos en el salón, Nash, el hermano mayor, estaba encima de la mesa cantado algo que no logré distinguir. Eric y Melanie bailaban como locos por todo el salón. El otro Clifford, de quién no recuerdo su nombre, estaba durmiendo en el suelo, abrazado a una botella de Whisky vacía.

—Bajate de ahí Melanie, la fiesta se ha acabado —grita Tyler a su hermana que está en los hombros de Eric.

—Hola hermanito.

—Vamos tío —dice Eric—, es mayor para cuidar de ella solita.

—Te lo he dicho por las buenas, no me hagas enfadar.

—O sino qué —le contesta Eric.

— ¡Qué la bajes de ahí joder! —le grita Tyler y da un puñetazo a la pared.

Nunca he llegado a entender si eso es una manera de desahogarse o de llamar la atención pero no es el momento de preguntarlo.

—Tyler, relajate —le digo acariciándole el hombro— y tú, Melanie, vámonos a casa.

—Sí, lleváis razón —dice la chica con ese acento de borracha tan gracioso antes de caerse al suelo.

La cogemos entre los dos para llevarla a casa.

—No te vuelvas a acercar a ella — le amenaza Tyler antes de salir por la puerta.

—Que ella no se acerque a mí.

Llegamos a casa, la acostamos en el sofá y yo me subo a su cuarto. Antes de dormirme, le doy vueltas a la idea de que tal vez, Luke estuvo en ese concierto grabando aquella canción para después pasarme el vídeo por WhatsApp con un mensaje de 'Lo siento.' Pero de lo rídiculo que suena me estoy quedando dormida.

Siento que alguien me está moviendo los pies, la persiana no está bajada del todo así que por la poca luz que entra puedo apreciar que es Matt.

—Eh —digo con voz ronca, ¿me pasé gritando en el concierto?

—Buenos días —me susurra—, baja a la cocina pronto que tenemos que hablar.

¿Hablar? ¿Él y yo o todos? Pero ¿de qué? A lo mejor, es por el perro o por haber dejado sóla a Melanie, a lo mejor, me tengo que ir ya porque estoy causando muchos problemas. No entiendo por qué me acogieron.

Conforme bajo las escaleras, deduzco que tiene que ver con Melanie porque Tyler le está gritando. Cuando llego, se callan y me indican que me siente.

—Tenemos un problema —comienza Tyler—. Esta noche damos un concierto en un pub en el que habrá muchísima gente para promocianar nuestro primer disco.

—¿Y? —le insiste Matt.

—Y Melanie no puede cantar.

—Exacto —dice ella con un hilo de voz tan bajo que me cuesta entenderlo.

Una que gritó anoche más que yo.

— ¿No podéis hacer PlayBack? —les pregunto.

—No —responde Matt—, tu tienes que ser nuestra cantante por una noche.

No somos de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora