Tiempo de viaje.

203 22 11
                                    

Mierda, es la tercera vez que la llamo, le he llenado el WhatsApp y todavía no da señales de vida. Mientras que le da por contestar o no, entro al primer bar que pillo de paso, cargada de arriba a abajo con el equipaje, y pido un bocadillo de jamón con tomate. Estados Unidos ha estado muy bien pero el sabor de la comida española se echa de menos, eso y poder hablar en tu idioma sin pararte a pensar en si es correcto lo que vas a decir o si vas a meter la pata. 

Miro el reloj del móvil que marca las 4:30, lo comparo con el de la pared y recuerdo que tengo que adelantarlo seis horas. Hoy el día se me ha pasado rápido, veo. 

Mi teléfono está sonando, espero que sea ella.

— ¿Angy? —grito con la boca llena de pan y todos vuelven su cabeza para mirarme, cotillas. 

—Sí, Kat, soy yo —dice con una risita—. ¿Cómo te va?

—Adivina donde estoy —ya he bajado el tono de voz. 

— ¿En el Sea World?

—No, aún mejor.

— ¿En el Universal Orlando?

—Qué va. 

—Me rindo. 

—Cenando en Madrid. 

— ¡¿Qué?! —dice algo, bastante confusa.

—Lo que has oído —le respondo tranquila—, no sabría decirte el nombre del bar, es de tapas y está cerca de...

—Kat —me interrumpe—, ¿estás con Luke? 

Ya tenía pensado lo que iba a decir cuando me formulase esa maldita pregunta. 

—No. 

— ¿Qué ha pasado? —Pregunta preocupada—. ¿No volvías en dos semanas? 

—Larga historia, nos estamos tomando un tiempo. 

—Madre mía y ahora, ¿qué vas a hacer ahí sola en Madrid? 

— ¿Qué? ¿No estás en el piso con Sam? 

—No —contesta para mi sorpresa—, estamos en Valencia con mis padres. Iba a decírtelo pero tampoco me ha dado tiempo, hemos llegago esta mañana. ¿Qué vas a hacer?

—Pues cogeré el próximo autobús a Sevilla. 

—Si lo hubiera sabido, te habríamos dejado las llaves...

—No, no te preocupes. Ya nos veremos. 

—Sí, espero que sea pronto.

—Sí, hasta luego —digo con una sonrisa triste aunque no pueda verla. 

—Adiós.

Pago el bocadillo y me pongo rumbo a una estación de autobuses. Espero que me llegue el dinero para el billete.

El autobús está lleno de gente, se nota que es verano. Así que tampoco me vuelvo loca buscando sitio porque solo hay uno libre, al lado de una chica de unos trece o catorce años.

—Hola —la saludo al sentarme.

—Hola, me llamo Carla —se presenta esbozando una sonrisa de oreja a oreja.

—Yo soy Kat.

—Humm... Kat —repite—. Pareces el tipo de chica con la que se haría una película.

— ¿Quieres decir que parezco una actriz?

—No, no —niega con la cabeza varias veces y por un momento, creo que va a dar la vuelta a lo Niña del Exorcista—. Me refiero a que tu vida podría ser el tema de una buena película nominada a un Oscar. 

Esta niña está un poco loca, ¿por qué dice eso si no sabe nada de mí? Aunque últimamente, mi vida parece totalmente de película.

 —¿Viajas sola? —le pregunto para cambiar de tema.

 —Sí, voy a pasar el vernao a casa de mis abuelos.

—Ah... Bueno, yo voy a escuchar algo de música —digo poniéndome los cascos y cerrando los ojos.

Oigo a Carla gritar a mi lado, abro rápidamente los ojos. Veo cómo el conductor pierde el control del volante, el autobús se vuelca a un lado y el cristal de la ventanilla, donde apoyaba la cabeza, se rompe en mil pedazos.

Me despierto sobresaltada. Sólo ha sido un sueño. Sólo ha sido un sueño. Repito esa frase constantemente en mi cabeza. El caso es que parece que he tenido este sueño antes pero, nunca he llegado a recordarlo. Esas veces que me despertaba como si me fuese a caer por un precipicio era esto, un accidente de tráfico pero ¿por qué?

— ¿Una pesadilla? —Dice Carla.

—Tranquila, no ha sido nada —le digo con una sonrisa.

— ¿Crees que los sueños nos previenen de un futuro?— Me pregunta curiosa.

—No, más bien reflejan un pasado.

 — ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro.

—Si tuvieses en tus manos un libro de tu vida, ¿leerías el final? —me dice vacilante cuando el autobús para en un pueblo a la entrada de Sevilla—. Me tengo que despedir, este es mi destino —dice poniéndose de pie y cogiendo sus cosas—. Y perdón por lo de antes, quiero ser directora de cine y me gusta conocer la vida de las personas, algún día encontraré a alguien con una lo suficientemente interesante como para aparecer en mi película —las últimas palabras las grita antes de salir por la puerta.

No me deja tiempo para decirle un simple "adiós" pero da igual, me alegro de que se haya ido porque me estaba empezando a poner nerviosa.

El resto del camino lo paso escuchando música pero sin cerrar los ojos, no quiero volver a repetir ese sueño, bueno, pesadilla.

Cuánto tiempo sin pisar estas calles, las que me vieron dar mis primeros pasos, mis primeros besos, en las que convertía las noches en mañanas con los amigos que convertía en familia, lo he echado de menos. Aunque este sitio no parece haberme echado de menos a mí, todo sigue igual de fresco como si los días no pasasen por Llaves, mi pequeño y, a veces, feo pueblo. Mi madre se va a llevar una buena sorpresa al verme por aquí.

Otra vez me está llamando, han sido más de ocho llamadas perdidas en el día; aunque no sé de que me sorprendo, Luke siempre ha sido así de cansino. ¿Se lo cojo, no se lo cojo?

----------------------------------------------------

Este capítulo se lo quiero dedicar a mis amigos, en general, porque quiero que sigamos convirtiendo las noches en mañana, porque quiero que ellos se sigan convirtiendo en mi familia.

El nombre para el pueblo que elegí no es real, aunque el pueblo si es real. A ver, os explico: Hace ya, tenía un amiga que vivía en Pilas, un pueblo de Sevilla, pero ese nombre nunca se me quedaba, le decía Llaves en vez de Pilas. Y os preguntaréis que tienen que ver las lllaves con las pilas pues, ni idea.

En la multimedia os he dejado una foto de Carla, espero que os haya gustado el capítulo y si podéis pasaros por la novela de @SATURDAYIAMINLOVE, está empezando y le vendrían bien vuestras opiniones.

No somos de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora