El partido.

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 Nunca he entendido mucho de baloncesto, en el colegio solía ser más de fútbol, pero estoy disfrutando del partido. El ambiente tiene mucho más buen rollo que en un partido de fút... Pero qué coño ¿por qué aparecemos Tyler y yo en esa pantalla?

 —Tyl... —le digo confundida.

 Pero antes de que acabe la frase, me ha pasado el brazo por detrás del cuello, ha acercado su cara a la mía y me ha besado. Pienso en apartarlo pero ya que estamos, lo disfruto. Ha sido raro porque no me lo esperaba para nada pero no ha estado mal.

 — ¿Por qué diablos me has besado tío? —le pregunto aún confundida mientras el me mira y no para de reírse.

 —Vamos, te ha encantado —me dice riéndose aún más.

 Me rió yo también, lleva razón pero no voy a reconocerlo.

 — ¿Era necesario? ¿No podíamos solo saludar?

 —No, eso es una kisscam  —me explica—, enfocan a parejas para que se besen.

 Joder, esto me pasa por no ver partidos de baloncesto.

 —Bueno, ¿beso bien? —le pregunto.

 —Creo que estabas un poco tensa, deberíamos repetir.

 En ese momento, se acerca tanto a mí que creo que va a volver a besarme pero cuando nuestras bocas están a punto de juntarse, la suya se va hacía mi oído.

 —Cuando tú quieras —me susurra—, claro.

 No se me ocurre otra cosa, así que me rió y seguimos viendo el partido. Al final ganan los Lakers por quince puntos.

—Vamos a buscar la pulsera —me dice cuando salimos.

 Sarcástico comentario.

 —Eso no —le digo—, pero sí que podríamos ir a por una pizza.

 —La otra noche ya comimos pizza —se queja.

 — ¿Algún problema?

 —No, pero podríamos ir a otro sitio.

 —Pues llevame tú, que te conoces esto.

 —Te vas a cagar —me dice y hace un giro un poco brusco en una rotonda.

 Me empiezo a asustar porque estamos tardando bastante en llegar y porque hace un rato que salimos del centro de Orlando pero al final, ha aparcado el coche en un recinto bastante grande con un edificio de una sola planta pero bastante ancho y con un estilo moderno, al menos en la fachada.

 — ¿Mesa para dos? —pregunta Tyler.

 —Seguirme —nos dice el señor y así hacemos.

 —Podría haberme cambiado de ropa —le susurro a Tyler mientras miro a mis converses blancas, un poco tirando para negras por el uso, a mis vaqueros ajustados y desgastados y a mi camiseta ancha de tirantes.

—No hemos venido a desfilar, hemos venido a comer —me dice y no aparta su sonrisa del señor que no para de mirarnos.

 Nos sentamos en una mesa apegada a la gran cristalera que da a un pequeño lago alumbrado por algunas farolas rendondas que parecen salir del suelo.

 —Es bonito —le digo cuando acabamos con el trozo de solomillo que por cierto, estaba genial.

 — ¿Sólo eso? —me dice.

 —Bueno, esta vela le da un toque romántico —le digo señalando la vela que separa su plato del mío.

 —Buagh, pues la próxima vez nos quedamos en la pizzería.

 —Eh, que yo no me he quejado.

 —Lo sé, lo sé —me dice riéndose.

 Empieza a sonar Come As You Are de Nirvana, es su móvil. Sería muy raro que canciones como esa sonarán en lugares como este donde todos llevan vestido o traje de corbata y nadie se tira eruptos o coge una patata frita con la mano, en un sitio que es por excelencia aburrido. Donde la gente presume de comprar cosas caras con dinero que luego tal vez, les falte para comer, solo por impresionar a gente de su grupo de amigos, gente que probablemente ni siquiera les caiga bien. Odio estos sitios pero eso no podía decirselo a Tyler, que en verdad, ha hecho igual que toda esta gente: tratar de impresionarme incluso cuando sabe que eso no es necesario.

 Pero más que impresionarme, me está preocupando. Lleva como quince minutos hablando por telefóno.

 — ¿Quién era? —le pregunto cuando está a unos pasos de la mesa.

 Le ha cambiado la expresión de la cara.

 —Mi hermana —dice sentándose y peinando su pelo a un lado—. Hay planes para mañana, nos vamos a la playa.

 —Aw —suelto ese gritito— genial pero ¿tanto ha tardado en decírtelo?

 —Es que también me he acercado al baño —me dice con una sonrisa—. ¿Nos vamos?

 No sé porque pero no me creo que le haya llamado su hermana, no tendría esa cara.

 —¿Te lo has pasado bien? —me pregunta antes de subirse a dormir con los demás.

 —Ha estado genial —le digo y nos quedamos los dos de pie en la oscura entrada, mirándonos.

 Me acerco a su cara, me tengo que poner de puntillas para alcanzar su boca, lo consigo, le beso ligeramente en los labios y me aparto. Pero el me agarra las mejillas con las manos y me vuelve a besar, me besa de verdad. Me envuelve una sensación de cosquilleo por todo el maldito cuerpo seguida por una sensación de culpabilidad, de la imagen de Luke besándome y aunque no quiero, lo separo de mí.

 —Lo siento —le digo y me doy la vuelta para entrar en el salón y meterme en el sofá.

 Puedo ver su sombra en la pared, sigue ahí de pie pero no se acerca a decrime "por qué", desaparece por las escaleras, No sé en que momento se me ocurrió darle un beso, no entiendo por qué lo hice. Pero el día había ido genial, no había pensado en Luke ni un solo segundo y luego voy y la cago. Tampoco he mirado el móvil mucho en todo el día, tengo un mensaje de mi madre de hace unas horas.

 Llámame en cuanto puedas cariño.

 ¿Habrá visto el beso que le di a Tyler en el partido? No, allí no televisan partidos de USA. El que si que ha podido verlo es Luke, ¿es eso algo que debería importarme?

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¡Hola! Sé que no suelo escribir en el final de mis capítulos pero Alba (no me acuerdo de tu username bae) me lo sugerió. Solo deciros que espero que os esté gustando, que esto ya va casi por la mitad. Por cierto, he llegado a 1K de visitas, no es practicamente nada pero gracias de todos modos.

Este capítulo se lo dedico a @biall_18 ya que ella quería kisscam, pues ahí la tiene. Pasaros por su fanfic de Zayn, es genial.

Votad y comentad sobre lo que pensáis que pasará en el siguiente capítulo: ¿Que querrá la madre de Kat? ¿Se habrá enfadado Tyler? ¿Qué pasará en la playa? Y todo lo qué queráis predecir.

Muchas gracias a todos :)

No somos de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora