5. "Morning light, it stings a little"

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En un momento, yo me deje llevar por lo que se escuchaba al otro lado de las gradas, estaba tan cautivada por los sonidos que emanaban aquellos instrumentos, y francamente me sorprendió cuando una de las chicas comenzaba a tocar con sumo cuidado a...

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En un momento, yo me deje llevar por lo que se escuchaba al otro lado de las gradas, estaba tan cautivada por los sonidos que emanaban aquellos instrumentos, y francamente me sorprendió cuando una de las chicas comenzaba a tocar con sumo cuidado aquel instrumento que llevaba en las manos, una especie de tambor de un material bastante solido; y con él, lo acompañaba su voz, una voz suave y dulce, la canción en cuestión la reconocía vagamente de algún lado.

-Son realmente buenos... -Morfeo hablaba muy cerca de mí, observando el mismo lugar que yo, aquellos jóvenes eran realmente extraordinarios.

-¿Qué instrumento es ese? -Le señale disimuladamente aquel que había llamado mi atención desde el inicio, mi falta de conocimiento en el mundo de la música, sinceramente era cuestionable.

-Mmm... no lo sé, pero, creo que pertenece a la cultura suiza. -se encogió de hombros, restándole importancia; regresando toda su atención a mí, ganaba puntos, porque intentaba disimular, sin embargo, por mínimo que fuera su interacción, podía notar con intensidad los nervios corriendo a velocidad por mi sistema.

-¿Qué tipo de música te gusta? -agradecí enormemente que él rompiera el silencio que comenzaba a salir entre nosotros, pues a esas alturas había perdido la concentración en aquel grupo de jóvenes músicos.

-Mmm... me gusta mucho la música tranquila, lo clásico, todo lo que logre transmitir una emoción profunda... y, ¿a ti?

Me sonrió, y se tomó un momento para pensarlo bien antes de responder.

-Un poco de todo – se encogió de hombros y volvió su atención, nuevamente al partido. Me había dado la sensación de que quería decir algo más, sin embargo, no lo hizo, se mantuvo callado durante largos minutos más, yo, por otro lado, regrese mi atención a la rubia que aún seguía cantando.

Ella parecía perdida en su propio mundo, también observaba con atención algo especifico en el campo de futbol, pero, ni eso había conseguido que sus manos o su voz perdieran concentración alguna; era algo que me había sorprendido, y como si hubiera leído mis pensamientos, ella fijo su vista en mi en cuanto dejo de cantar. Era una chica bronceada, y en realidad, no parecía tener más edad que yo, si acaso, uno más; ella, también tenía unos ojos azules, pero, a diferencia de lo de Morfeo, los de ella parecían ser las tonalidades justas de un cielo nublado, serios y llamativos. Tenía una dulce sonrisa, la que ahora me dedicaba. Me avergonzaba pensar que se había dado cuenta de mi impertinente mirada, pues no había disimulado nada, y en realidad aún estaba muy ida por aquel instrumento que seguía sonando.

-Para serte sincero, no creo que se moleste si le haces todas esas preguntas que están rondando por tu mente. -Me sobresalte con la voz profunda de Morfeo, estaba muy cerca de mí, y nuevamente, tenía su atención en aquella escena. -Vamos...

El tomo mi mano después de verme dudar durante algunos minutos. Nos acercamos con lentitud a la esquina de los músicos (el maravilloso nombre que mi mente se había creado esporádicamente.) llegamos junto a la rubia del instrumento extraño justo cuando el ultimo chico del grupo estaba retirándose del rincón.

-Hola... - Morfeo se adelantó hablar, seguramente con la intención de que yo pudiera ordenar mi torbellino de preguntas.

-Hallo! -Nos respondió sonriente aquella bronceada. -¿sucede algo? -aún nos miraba con curiosidad, cuando noto nuestra demora; mientras guardaba las cosas en aquella bolsa que llevaba, y aguardaba una respuesta de nuestra parte.

Y aunque fuimos interrumpidos brevemente por uno de los jugadores, que se había acercado a saludar aquella joven; ambos se miraron con una sonrisa, un rubio bastante contento de admirarla, ojos azules... ¿acaso era lo más común por aquellos lugares?, encontrarse con muchísimas personas de ojos azules, era lo más usual, por lo visto. Aunque en realidad sus ojos eran más bien una combinación de colores; verde, ámbar, azul... !alucinante!

-¡Hola, Sparrow! -La bronceada había respondido al saludo mudo del rubio, acompañándolo de una seña con la mano, muy al estilo de fiel surfista; y este resulto ser de una manera igual de entusiasmada.

En cuanto logramos recuperar la atención de la rubia, Morfeo no demoro en hablar.

-Ella –Morfeo me señalo- es nueva aquí, y tu talento para la música le ha generado algunas dudas...

Reaccioné a tiempo, y mientras saludaba tímidamente a la chica, me decidí por la pregunta más persistente en mi mente.

-Sí. Mmm... yo, bueno, en realidad, tenía dudas con los instrumentos, en especial en ese -señale el instrumento que había puesto a un lado de ella.- ¿Qué es?, me parece que no lo había visto antes.

-Oh... -soltó una risilla divertida antes de responder.- es un Hang Drum, suelen utilizarlo para la meditación, es un instrumento muy común en Suiza...

-Y... ¿la canción? -otra de las dudas que me intrigaba.

-Fly Me To The Moon, de Frank Sinatra... ya sabes, un clásico de época.

-Gracias...

Y justo cuando dábamos por concluida la conversación, ella hablo una vez más, llevando ya consigo sus cosas y aquel Hang Drum.

-Daag! -un asentimiento de cabeza basto para despedirse, pero volvió hablar.- y, por cierto, soy Summer. - ya se alejaba, pero era gracioso ver como eso no le impedía seguir con la conversación.- No dejes que te coman viva, Belle había hecho una clara referencia a las clases, eso me hacía más gracia, y note instantáneamente que aquello había calmado mis nervios gradualmente.

-Mmm... pues vaya, eso ha sido interesante. -Morfeo aún seguía con la mirada a Summer, con un gesto que no supe descifrar.

Me limite a asentir con la cabeza.

-¿Ya se han calmado tus nervios?

-Sí, bastante... gracias. -lo último había sonado mucho más tímido de lo que pretendía, pero eso no pareció molestarle al chico de ojos océano.

-Venga... entonces sí que podemos llegar a tiempo a la siguiente clase.

Justamente como lo había imaginado, Morfeo fue un caballero, y me ayudado a bajar de aquella torpe estructura.

De camino a las clases, el silencio volvió a invadirnos; podría haber sido insoportable, pero en realidad no fue así, me daba la impresión de que Morfeo estaba tan perdido en sus pensamientos, que mi presencia ahí habría sido irrelevante.





De camino a las clases, el silencio volvió a invadirnos; podría haber sido insoportable, pero en realidad no fue así, me daba la impresión de que Morfeo estaba tan perdido en sus pensamientos, que mi presencia ahí habría sido irrelevante

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