Los relámpagos que iluminan el cielo

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~06~

=Vicente=

Cuando ella me cerró la puerta en la cara, pensé en irme, o esperar a que saliera, tenía clase libre, pero fingí no tenerla sólo para acompañarla.

En ese momento revisé mi teléfono, tenía varios mensajes no leídos del grupo de mi salón, en eso recuerdo a mi mejor amigo: Ramiro. 

Él me contó que había pedido su cambio de salón ya que en el nuestro se sentía muy perdido, y que ya le habían aprobado el cambio. Aprovechando que hoy había faltado a la escuela y también que hoy era su primer día en su nuevo salón, decidí hacerme pasar por él.

Corrí en busca de mi mochila, no la había dejado tan lejos, a varios salones de distancia; cuando la tuve en mis manos, regresé a la puerta del salón, saqué un pedazo de papel, mi lapicero negro y escribí:

"Cerrarme una puerta en la cara no hará que me aleje de ti. Siempre hay una segunda opción para que llegue a tu lado <3"

Cuando terminé de escribir, no pasaron ni cinco minutos, abrieron la puerta del salón, y ahí estaba ella.

...

Mi plan había funcionado, le di el pequeño papel, y ella quedó impactada, me divierte eso, aunque no puedo negar lo linda que se ve cada vez que se sorprende por alguna de mis hazañas. Es como el relámpago que ilumina mi oscura tormenta.

—¿Qué intentas con esto? —me regaña mientras susurra, si esa maestra nos llama la atención, nos sacará de la clase.

—Ya te dije, ¿acaso no leíste mi papelito? —le contesto divertido.

—Claro que lo leí, pero eso no me explica nada.

—Bueno, pues con eso te voy a demostrar que soy mejor que Pucca. Así que ya pon atención, Garu —lo digo intentando parecer serio, pero mi sonrisa me delata. Esto es más divertido de lo que esperaba, la cara de ella es tan difícil de leer a veces, que cuando lo logro solamente es cuando entiendo que está molesta. Este es el momento en donde aprendo a leer su lado confundido, no sé si intenta hacerse la que no entiende, pero realmente parece muy extraviada.

—...¿Garu?

—Sí, tú me dices Pucca, entonces yo te diré Garu —digo orgulloso, ella solo sonríe.

—¿Estás admitiendo que me acosas? —no puedo evitar ponerme nervioso, y niego rápidamente con la cabeza, o más bien, miento. Debo admitir que sí investigué un poco sobre ella, pero no a tal grado de acosarla —Bueno, creo que no hace falta que lo niegues, que estés aquí lo demuestra.

—No estoy aquí por ti —vuelvo a mentir.

—¿Entonces? —inquiere con seguridad, es obvio que miento, pero m niego a aceptarlo.

—Sólo shhh —le digo, intentando evadir el rumbo que toma nuestra conversación—. Para ser Garu estás hablando mucho.

—¿Garu? Qué creativo saliste —se queja. 

—Bien, ¿entonces cómo te digo? —le reprocho —Si no quieres ser mi Garu... —me quedo callado un momento y recuerdo lo que hace unos momentos pensaba —Serás mi relámpago —sonrío pacíficamente, es cierto, ella ilumina en mi oscuridad. Entre tanta lluvia, granizo, truenos, rayos; ella no sólo es mi relámpago: ella es toda mi tempestad, pero si se lo dijera, creo que me etiquetaría por exagerado y reconozco más tu luz, eres una tempestad. Pero para ser más exactos, Sofía Torre, tú eres mi relámpago, por la luz que brindas, es poca, instantánea, pero la suficiente para iluminar. Te conozco de tanto Mi Relámpago, pero tú sólo me recuerdas de hace más de una semana.

T E M P E S T A D [✔] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora