T E M P E S T A D [✔] #1

Terrores en la tempestad

~26~

=Vicente=

Esto es más difícil de lo que pensé.

Realmente no sé qué regalar. Cada vez que Marina se acercaba a mí, para preguntar si había visto algo que me gustaría regalar, yo me ponía nervioso y le preguntaba su opinión, indirectamente rogándole que eligiera por mí. Pero a pesar de mis silenciosas súplicas, que eran claras a pesar de estar escondidas, Marina me ignoraba, y me dejaba nuevamente solo para elegir con tranquilidad.

Me había cansado de estar indeciso, así que le pregunté a Marina con vergüenza. Ella sonrió complacida, como si hubiera estado esperando mi pregunta desde hacía un muy buen rato.

-¿Qué tal.... un vestido de fiesta? ¿Sabías que irá conmigo a la fiesta de año nuevo?- contestó, como si me hubiera dado la respuesta más obvia del mundo- ¿tú piensas ir?

-No lo sabía- Ramiro tenía razón, ¿cómo es posible que ese chico siempre sepa todo?- yo... la verdad no tengo ganas de ir.

-¿Por qué no? Será divertido, perderte entre la gente durante una fiesta donde se promete no aburrirse- Marina no me estaba convenciendo, estaba haciendo lo contrario. No tengo ganas de ahogarme entre tanta emoción cuando estoy lleno de dolor.

-Y ella ¿está de acuerdo a ir a una fiesta, donde... claramente... habrá "risas"?- cuestioné, mi mayor miedo era que Sofía volviera a sufrir algo parecido.

-Sonará extraño, pero no le ha pasado nada, cuando la mamá de Carlos le hace pruebas, ella no reacciona. Desde ese día... Ella ha dejado de temerle a las risas- dijo tranquila- nadie entiende la razón, pero... yo creo que fue gracias a ti. La llevaste a conocer dos tipos de refugios: una persona, y un lugar físico. Dos zonas asombrosamente seguras.

¿Yo había sido la razón? Eso me hacía enormemente feliz, creer que la ayudé como ella me ayudó a mí. Eso me motivó a seguir con mi búsqueda implacable del regalo de Sofía.

-De todos modos. Ramiro estará allí. Él la cuidará- finalizó Marina. Yo me quedé helado, Ramiro, mi mejor amigo... No entendía.

-Creo que... le voy a regalar otra cosa- dije mientras trataba de esconder la mala reacción que había tenido en mí lo último que Marina había dicho. Pero fue inútil, Marina se había dado cuenta, pero fingió no hacerlo, y salí de la tienda sin ningún impedimento de su parte.

Salí caminando, trataba de caminar naturalmente, pero no podía, sentía que en algún momento el dolor en mi pecho iba a hacerme estallar.

¿Por qué reaccionaba así? Él es mi mejor amigo... ella a quien quiero, ellos dos son amigos, él me lo dejó en claro, ¿por qué siento una punzada en el pecho?

-¿Celoso?- una voz detrás de mi habló, no quería darme la vuelta, sabía quién era, y era mejor no hacerlo. Así que comencé a caminar como si no hubiera escuchado nada.

Fingí tener una llamada, esperando a que esa persona se fuera, pero no lo hacía. Entré a varias tiendas, y en todas y en cada una de ellas, me estaba esperando a que saliera.

Y para el colmo, por tanto caminar, intentando perder a esa persona, me terminé perdiendo yo, no sabía dónde estaba la tienda de la que había salido, intentando huir de Marina. Intenté llamar a Simon, y también a Marina, pero para mi suerte, la señal del centro comercial era pésima.

No podía quedarme ahí, no podía demostrar la verdad, si lo hacía, esa persona se aprovecharía de la situación, y todo volvería a salir mal. Caminé un poco más, hasta llegar a una tienda, la única abierta entre tantas cerradas, a pesar del mar de gente que estaba a mi alrededor, me sentía solo, junto con la persona que me estaba siguiendo.