Paraguas demás

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~30~

=Vicente=

¿Por qué me metí en esto?

Mientras Sofía y Ramiro están muy felices platicando y bailando en su lugar, yo estoy solo, sentado en una orilla de una encimera, en ocasiones bebiendo y comiendo lo que tengo a mi lado, y otras, rechazando invitaciones de chicas lindas que me piden bailar.

Estoy aburrido. Pero por muy linda que sea quien me invite a bailar, no aceptaré, porque mis ojos sólo están en esa castaña por la que ya no puedo esperar más.

¿Cómo pude aceptar? Hoy tenía planeado escabullirme entre la gente, olvidar mis problemas y hacer de todo como si no hubiera una mañana. Pero ahora, estoy sentado, viendo cómo un par de antisociales socializan entre ellos en medio de una fiesta que me prometía ser inolvidable.

Mariano se sentó a mi lado.

—Por tu culpa mi novia me acaba de dejar, imbécil— se quejó, me golpeó en el brazo, y tomó un largo trago de su vaso.

—Tu relación era patética, Alondra sólo te quería porque buscaba acercarse a Ramiro, pero para su suerte, él sólo tiene ojos para sus videojuegos— me burlé, e imité al moreno.

Al mismo tiempo tomamos de nuestro vaso. El silencio reinaba entre nosotros, pero no era nada incómodo, era doloroso, ambos estábamos sumidos en nuestros problemas amorosos.

—Lo peor es que ya lo sabía, pero aún así intenté hacerla darse cuenta que también valgo la pena— lloriqueó— ¿Qué le ven al flan?

Yo lo vi incrédulo, apenas eran las 8 y Mariano ya estaba más que borracho, qué suerte que estuviera en su casa.

—Eso mismo me pregunto. Tiene demasiadas chicas tras de él, y sólo busca pasar niveles y mejorar sus técnicas— me reí.

­—¿Con qué derecho lo dices tú? —se quejó— ¡eres igual, o aún más codiciado que él! Pero sólo te fijas en la chica Torre. ¡Podrías estar con quien una distinta! ¡y a diario!

—¿Por qué querría a otra que no fuera Sofía? Ella es ella, para mí, las demás no importan.

—Das asco— volvió a tomar— ¡Codicias a una chica que ya está más que tomada!

—Por eso mismo Alondra ya no está contigo, y Alejandra hará lo mismo. Porque crees que uno puede amar a ratos y sabes que eso no es posible— ataqué.

El chico que estaba a mi lado sabía que tenía razón, así que dejó de hablar, su rabia y dolor lo estaban controlando, así que prefirió quedarse callado.

Ya estaba cansado de sólo comer, beber y envidiar a mi mejor amigo, habían pasado dos horas, y decidí dejarle encargado mi puesto a Mariano, él estaba borracho, pero entendía la situación.

No me fui lejos, sólo fui al baño, y de paso me puse a bailar, me encontré unos amigos mayores, y me divertí. Sólo habían pasado 15 minutos, y algo importante estaba pasado.

Habían llegado los amigos de Ernesto, y estaban camino a crear problemas.

Había llegado mi hora, mi momento, mi corazón latía con fuerza, estaba nervioso, preocupado y emocionado.

Tenía nuevamente la oportunidad de proteger a Sofía de una lluvia peligrosa.

Salí corriendo y llegué con Mariano. Él y yo nos dirigimos hasta donde estaban ya iniciando los problemas.

Ernesto estaba jugando con el cabello de la castaña, mientras los dos chicos que lo acompañaban, a simple vista, estaban recargados en Ramiro, pero si observabas con atención, lo tenían inmovilizado, el rubio sólo veía cómo Sofía estaba aterrorizada sin poder hacer nada más.

T E M P E S T A D [✔] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora