T E M P E S T A D [✔] #1

Lo que se derrumba

=Marina=

Ha pasado el tiempo, a decir verdad, demasiado rápido. 

Lo único que quería era ver a Sofía feliz, y por eso hice todo lo que tuve en mis manos. Busqué a Vicente para pedir su perdón, y lo logré. Ahora estaba en buenos términos con el muchacho. Hablábamos como si nunca lo hubiera golpeado. El punto siempre ha sido ver calma cerca de mi dulce y amigable Sofía.

La castaña ha estado perdida de todo lo que hago desde hace un tiempo, pero yo he estado al pendiente de si respira o no, es por eso, que vi la necesidad de  volver a ser cercana a Simon. El rubio y yo habíamos sido mejores amigos hace años. Pero en la actualidad, eso ya no era lo que somos, no estamos ni cerca de llamarnos amigos. 

Para él, yo soy sólo la mejor amiga de su hermana, y para mí, él es el hermano mayor de mi más preciada y valorada amiga. Como debió de ser en un principio... Sin embargo, habíamos olvidado ese detalle, y las cosas se volvieron incómodas entre nosotros. 

Tiempo atrás, unos cinco años, Simon me comenzó a llamar la atención: su sonrisa y el golpe que le estaba dando la pubertad. Siempre había sido atractivo, pero en ese momento, lo dejé de ver como el hermano de una compañera, lo veía como el chico queme gustaba. Sin saberlo, comencé a acercarme poco a poco a su hermana, a quien meses después ayudé a levantarla y poder superar un gran problema. 

El punto de eso fue, que sin querer, conocí a la mejor amiga del mundo, y también comenzaba a acercarme un poco más al chico que admiraba desde lejos, ahora sus ojos comenzaron a verme, sonreía conmigo, a mi lado, era lo que más quería. La castaña jamás supo de ese detalle, temía que pudiera odiarme si se enteraba de la verdadera razón por la que me acerqué.

Yo en ella vi una hermana, y una amiga, alguien en quien confiar plenamente, no me arrepentía de haberme acercado. Sin embargo no quería que supiera que me gustaba su hermano, era algo incómodo. La única persona a parte de mi mamá que lo sabía, era Carlos, mi hermanastro. Él estaba en contra, porque, nuestras mamás y la de los hermanos Torre siempre han sido amigas, haciendo que los cuatro nos conociéramos desde que nacimos.

Y a decir verdad, al principio me comparaban con Sofía, ella era un prodigio artístico, mi papá amaba ese detalle, mientras que yo... tenía salud. Nunca me importó, porque siempre tuve cerca a alguien quien no estaba de acuerdo con comparar entre hijos: mi mamá. Pero con Carlos, sus madre no era como la mía, ella veía a Simon Torre como el ejemplo de vida que su pequeño debía seguir: con sólo seis años era demasiado atlético y hábil para las matemáticas, el moreno jamás había logrado tal detalle.

Sus padres querían que él fuera el modelo a seguir de su hijo, pero lo expresaron mal. Le hicieron creer que él DEBÍA ser IGUAL, no sólo seguirlo, sino, copiarlo. Toda su vida fue así, y el pobre ya no aguantaba, fue al psicólogo por estrés, presión, ansiedad... Hasta el día que el rubio se fue a la universidad, dejaron que Carlos caminara solo, sin alguien que le diera la mano, y sin un camino concreto, lo dejaron volar porque ya no había una sombra que lo opacara. 

En los últimos años, él ha sido feliz sabiendo que ya no tenía que ser comparado y cuidar sus pasos.

Volviendo al tema, le conté a mi hermano, era mi secuaz y mi confidente. Éramos él y yo, contra el mundo, proveníamos de dos lugares distintos, pero un medio lazo sanguíneo nos unía inseparablemente. Así que, él se enojó, él odiaba al muchacho, él odiaba saber de él, y ahora lo odiaba más al enterarse que su hermana lo quería. Se sintió por debajo de Simon. 

La única cosa que lo hacía soportar el peso que sus padres le obligaban a cargar, era saber que tenía una hermana que el rubio NO tenía, le hacía sentir que el mundo estaría bien si ese chico no tenía algo que él sí.