15. Sorpresas y más sorpresas I

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Mis ojos ardían, rogaban a gritos que los cerrara para después recostarme sobre el escritorio que tenía delante. Me encontraba exhausta, sí, pero en unos minutos terminaría de calificar los exámenes y volvería a mi habitación para dormir plácidamente. Meneé mi cabeza para conseguir espabilarme y continué.

La Sra Lenon, como castigo por faltar a clases me pidió que calificara los exámenes de otros salones junto a ella. Aunque la idea no fue de mi agrado terminé cediendo o ella le informaría al decano, y mi relación con ese idiota pendía de un hilo, al igual que mi beca. Durante toda la noche solo yo trabajé, mientras la Sra dedicaba su tiempo a ver telenovelas mexicanas en una laptop. Me encontraba a poco de terminar, pero ella ni siquiera estaba allí. Unos 5 minutos antes dejó el salón supuestamente para ir al baño y aún no volvía.

Escribí apresurada el 8.6 sobre el examen y lo coloqué junto a los otros cuarenta. No soportaba estar allí, por lo que decidí regresar a la habitación. La Sra Lenon no se molestaría, después de todo hice lo que me pidió. Tomé mi móvil y al encenderlo descubrí que eran las 11:48 pm. Mientras maldecía a Mark mentalmente por evitar que ingresara al salón ese día, avancé en dirección a la puerta, y a pocos de metros de llegar a esta la electricidad falló, dejándome sumida en una inquietante oscuridad.

Sin poder evitarlo los recuerdos de aquella noche agolparon mi mente. La sangre, el mensaje escrito con ella, el horror y dolor que llegué a sentir. Cerré mis puños con fuerza, reuniendo calma y valor. Entonces escuché un sonido proveniente de la puerta, lo cual aproveché para avanzar hacia ella. Cuando estuve allí deslicé mis manos por el cristal, desesperada, hasta que finalmente hallé el picaporte. Para mi desgracia al intentar abrir la puerta, esta no cedió.

—¡¡Ayuda!!—exclamé en el mismo momento que la electricidad regresaba, iluminando el salón, devolviéndome algo de paz y también mostrando que alguien había deslizado el seguro exterior de la puerta, encerrándome allí.

El encapuchado, aquello era obra suya, volvió debido a las palabras de Mark como supuse que haría. Luchaba conmigo misma por mantener la tranquilidad. Me acerqué al cristal de la puerta, rogando por que alguien apareciera, aunque tenía consciencia de que a tan altas horas de la noche mi única esperanza era la Sra Lenon—si aún permanecía con vida—. Fue entonces que un extraño olor llegó a mi nariz. Aspiré con mayor intensidad para conseguir identificarlo, lo que trajo como consecuencia un terrible dolor de cabeza. Después de aquello aparecieron las náuseas, luego un dolor en mi pecho, y por último una debilidad instantánea que atacó mis piernas, arrebatándome la fuerza en ellas por lo que caí al suelo como peso muerto.

A medida que los segundos transcurrían respirar se convertía en todo un reto. Silenciosas lágrimas brotaban de mis ojos, en el suelo de aquel salón, rogándole a mis piernas que reaccionaran y me permitieran encontrar una salida. Observé hacia arriba y fue entonces que noté los conductos de ventilación. Gas, me asfixiaban con gas. El encapuchado intervino la ventilación de aquel salón para así conseguir asesinarme sin inconvenientes.

Había ganado, después de tantos meses me asesinaría con éxito. Y mietras yo terminaba por aceptar mi muerte, un recuerdo se apoderó de mis pensamientos.

—Aún estás a tiempo de recapacitar—comentó mi madre, recostada en la puerta de mi habitación mientras yo preparaba la maleta con la que iría a Fox University—. En Lewisburg también existen universidades. No es necesario que viajes tan lejos.

—Es una oportunidad enorme, mamá—hablé, organizando unos zapatos debajo de un par de jeans—. Además, Richmond está a pocas horas de aquí, podrán visitarme cuando quieran.

—¡¡Cuéntamelo!!—demandó ella, enfurecida—. ¡Desde pequeña nunca has hecho algo sin motivo, te conozco ¿Cuál es el motivo que te lleva allí?!

Solo una noche©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora