18. Verdades traicioneras

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El capítulo prácticamente no tiene contenido +18, pero es mejor prevenir. Ya saben, utilizaré esto "#" al inicio y al final de la escena. Espero que lo disfruten.

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—¡Corruptos!—exclamaba Denise.

Me dejé caer en la cama, agotada. Ni siquiera habían transcurrido 24 horas desde que los oficiales se llevaron a Thiago. Brenda acababa de llegar a la habitación con una noticia: el padre de Thiago logró que este pareciera la víctima de Alfred, y si en menos de 48 horas no aparecían pruebas que demostrasen lo contrario; sería liberado.

—Él fui manipulado para atacarme—dije, provocando que Brenda y Denise bufaran—. Pero debo aceptar me sería imposible dormir mientras esté libre.

—¿Después de todo aún lo defiendes?—cuestionó la rubia—. Intentó secuestrarte.

—¿Crees que no lo sé?—dejé escapar un suspiro— pero tengo una extraña corazonada. Aún así jamás le perdonaré que estuviera dispuesto a herirme por mantener su secreto oculto.

—No sabemos si lo que esa chica dijo es cierto—recordó Denise mientras se dejaba caer junto a mí en la cama—. Ese malnacido ha demostrado ser más inteligente de lo que creímos.

Brenda terminó uniéndose a nosotras en la cama. Las tres observábamos el techo de la habitación sin formular palabra. Me fue imposible pensar en las noches de lectura con Denise, y las inevitables carcajadas que Brenda provocaba con sus ocurrencias. Solo restaban tres días para que las vacaciones de invierno comenzaran. Extrañaría a aquel par de chicas.

De un momento a otro escuchamos a alguien tocar en la puerta. Brenda se levantó de la cama mientras intentaba organizar su cabello y al abrirla todas nos llevamos una desagradable sorpresa. Era Ivana.

—Sal de mi camino—le ordenó a Brenda, la cual después de lanzarle una mirada asesina se hizo a un lado. Ivana ingresó acompañada de chofer de los Adams. Yo me levanté y entonces dijo—. Necesito platicar con mi cuñada a solas.

—Hablas como si tu presencia fuese valiosa—rebatió Denise mientras dejaba la habitación junto a Brenda—¡Ridícula!

Ivana formó una débil sonrisa ante la ofensa de Denise para después chasquear los dedos. El chófer abandonó el lugar durante unos segundos y luego regresó con cuatro cajas grises. Las colocó en mi cama, me regaló una sonrisa y se marchó de nuevo.

—¿Qué significa todo esto?—inquirí señalando las cajas—. Si tu intención es ofenderme de alguna manera...

—No estoy aquí por eso—me interrumpió—¿Por qué ustedes los pobres siempre están a la defensiva?

—¡Di lo que viniste a decir y márchate!—escucharla me enfurecía.

—Está bien—se encogió de hombros con tranquilidad—. Mi madre organizará un evento para la alta sociedad de Richmond en tres días. Mark prometió que estarías allí ¿lo recuerdas?—asentí— Bien. Pues en esas cajas encontrarás tacones y vestidos de gala. Yo misma los escogí.

—¿Por qué supones que asistiré?—cuestioné—. No tengo motivos para hacerlo.

—Mark asegura lo contrario—me tensé—. Si decides no ir mi hermano no te entregará lo que pediste.

Cegada por la furia avancé hasta el balcón, ignorando a Ivana por completo. Golpeé el borde de este con mis manos. El verdadero Mark había regresado y continuaba siendo el mismo chantajista de siempre. Me di la vuelta e ingresé nuevamente a la habitación.

—¿¡Dónde está ese cobarde!?—demandé, enfadada—¡Explícame la razón por la que estoy hablando contigo y no con él!

—Digamos que se encuentra...—dudó durante algunos segundos— indispuesto—hundí mi entrecejo—. Adoraría quedarme y continuar con este charla tan amena, pero tengo cosas que hacer.

Solo una noche©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora