10. Si la montaña no va a Mahoma...

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Adriana

Desde el balcón de mi dormitorio sentía como una reconfortante brisa desordenaba mi cabello. Los cálidos rayos de sol iluminaban mis mejillas y a las pequeñas lágrimas que se encontraban en estas debido a la nostalgia.

—Audrey quería hablar contigo, pero mamá la castigó. Andrew también te extraña, aunque no lo acepte—escuché la enfadada y tierna voz de mi hermanito menor recriminarle a Andy por exponerlo—dice que jamás perdonará tu abandono.

—Dile a ese mocoso que cuando vuelva tendrá que decírmelo a la cara—reí mientras secaba mis lágrimas— y dile a Audrey que le llevaré un oso de peluche gigante.

—Eso, alimenta a la fiera—ambos reímos, extrañaba tanto hablar con mi hermano—. Por cierto, falta poco para tu cumpleaños, tengo un regalo para ti que te dejará sin palabras.

—¿Por qué disfrutas torturándome?—cuestioné con voz débil, esperando que se compadeciera—. ¿Estás seguro de no poder decirme qué es?

—No me convencerás—escuché un sonido metálico a través del móvil—. ¡Adriana debo colgar, Andrew rompió la llave de la cocina! ¡Ten mucho cuidado, adiós!

Separé mis labios unos milímetros con el objetivo de despedirme. Lamentablemente mi hermano ya había cortado la llamada. Me mantuve allí por unos minutos, reflexionando sobre cuanto los extrañaba, y después regresé a la habitación. En esta se encontraba Denise, quien leía un libro en su cama, y Donna, que intentaba por todas las maneras que Boolly se sentara.

—¿Por cuánto tiempo estaremos así?—le pregunté a Denise, esta continuó leyendo sin prestarme la mínima atención—. Es injusto que estés enfadada porque me defendí.

—¡No estoy enfadada porque te defendiste!—aclaró ella mientras cerraba su libro violentamente y salía de la cama—. Estoy decepcionada porque jugaste con su adición. Entiende Adriana, aléjate de Mark o terminarás convirtiéndote en su retrato.

Me lanzó una última mirada de desaprobación y se marchó de la habitación. Donna, al igual que yo, no comprendió nada de lo ocurrido. A pesar de que Denise no apoyara mis acciones, la culpabilidad jamás se manifestó en mí, hice lo necesario para permanecer en Fox University. No fue nada cómodo fingir esa arrogancia y seguridad frente a Mark, menos aún teniendo en cuenta su erección, pero gracias a aquello llevaba días sin verlo.

—Deberías ver esto—escuché la voz de Denise al otro lado de la puerta. Con curiosidad dejé la habitación y me encontré con una nota que colgaba de un globo frente a la puerta—. Tienes mejores oportunidades, no las desperdicies.

Cuando Denise bajó las escaleras, noté que el globo se encontraba enlazando a otros tres por medio de un hilo rojo. Cada globo traía una nota colgando y el hilo que lo unía llegaba hasta la azotea. Así que comencé a leer mientras avanzaba.

Durante días no he dejado de pensar en cómo estarás. Me pregunto a mí mismo por qué fui tan cobarde, por qué no tuve el valor de contarte la verdad, entonces hallo la respuesta: miedo.

Tenía miedo, aún lo tengo. Estaba convencido de que mi familia, mi apellido, terminarían jodiéndolo todo, y nunca antes me había dolido tanto tener razón.

Eres lo mejor que he tenido en mi vida, una chica fuerte, decidida, con un lado sensible e infantil que no podría ser más hermoso. No merecías que te mintiera, pero prometo que jamás volveré a ocultarte nada.

Eres libre de hacer lo que quieras, comprendería que no quieras volverme a ver, pero no sería capaz de vivir sin preguntarte.. ¿Serías capaz de perdonar a este chico, mademoiselle?

Solo una noche©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora