Adriana
Libertad.
Ocho letras, una palabra e infinitos significados. Precisamente esas ansias de ser libre me llevaron a Fox University. Creí que asesinando a mi padre sería libre de las reglas de mi madre, de los rencores, de mis recuerdos, y sobre todo del dolor que estos provocaban.
Con el tiempo descubrí la verdad que tanto necesitaba, pero, a pesar de no hallarme bajo el control de mi madre; ese sentimiento, esa inquietud y esa sensación de cautiverio no desaparecieron. Fue entonces que comprendí algo: da igual lo mucho que nos esforcemos, da igual lo lejos que viajamos o las personas que amemos. Jamás gozaremos de total libertad. No existe. Y lo descubrí demasiado tarde.
La chica que arriesgó su vida por ser capaz de tomar decisiones, sentir y vivir sin restricciones o apresamientos; irónicamente se encontraba dentro de una celda en llamas. Pero el universo no tenía suficiente con aquello. Mi acompañante era un insoportable chico de ojos marrones que comenzaba a desesperarse en gran manera por lo peligroso de la situación.
—Deberíamos hallar una manera de salir—repitió una vez más mientras tiraba del cuerpo inerte de Donna—. Ella está... muerta, Adriana.
—Pero no merece que su cadáver sea consumido por las llamas como si se tratara de un trozo de madera—rebatí— así que deja de quejarte.
—Bien—bufó mientras posicionaba el cuerpo a pocos metros de nosotros. Solo una pequeña área situada en la parte contraria a la puerta de la cabaña se mantenía intacta del fuego—. Listo, ahora marchémonos.
—¿Cómo planeas que hagamos eso?—tosí debido al humo que ingresaba en mi nariz—. Ni siquiera podemos respirar.
—¿Estás bien?—cuestionó, preocupado. Asentí con lentitud—. No sobreviviremos mucho tiempo aquí dentro. El humo nos asfixiará.
—Mark, compréndelo, no tenemos otra opción más que esperar por que alguien vea el humo y decida investigar su origen.
—Esa no es una solución muy confiable—llevó ambas manos a la cabeza, desesperado— necesitamos salir de aquí y necesitamos hacerlo ya.
Mark daba vueltas en círculos mientras murmuraba algo para sí mismo, cuando una trozo de madera que funcionaba para otorgarle soporte a la cabaña fue consumido por las llamas y cedió en dirección al pelinegro. Este, se encontraba tan centrado en sus pensamientos que no percibió aquello, por lo que, de manera veloz, tomé su mano con fuerza y lo atraje en mi dirección.
—¡Joder!—se quejó Mark en el instante que el trozo de madera en llamas impactaba contra el suelo. Creí que maldecía por no preverlo, pero al descender mi vista hacia su mano descubrí que esta sangraba considerablemente. Mark intentó ocultarla—. No es nada.
—Déjame ver tu mano.
—Ya te he dicho que no es nada—repitió— además, no es que conozcas mucho de medicina.
—Sé que si no desinfectamos y vendamos tu mano esa herida puede ser peligrosa—la tomé en contra de su voluntad, provocando que Mark bufara con fastidio.
—No tenemos tiempo para esto, Adriana—ignoré sus palabras y utilizando la daga corté un pedazo de mi túnica—. Genial, ni siquiera en esta situación me escuchas.
—¡¡Ya basta!!—exclamé, mientras bañaba el trozo de tela con el alcohol restante en el galón—¿¡Crees que no tengo miedo!?¿¡Crees que disfruto viendo como una cabaña se nos cae encima!? ¿¡Crees que no estoy pensando en que quizás no vuelva a ver a mis hermanos!? ¡¡Si es así te equivocas, Mark. Estoy tan aterrada como tú, pero debo ser optimista o perderé la cordura!!
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Solo una noche©️
Novela Juvenil[BORRADOR] COMPLETA✔️ Adriana Griffin llegó a Fox University con la esperanza de comenzar a vivir por si misma. Quería ver el mundo con sus propios ojos, disfrutar como hacían los demás, quería la vida universitaria con la que siempre soñó. Lamentab...