Capítulo XXIII: DEFCON 1

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Capítulo XXIII

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Capítulo XXIII

Tony entró a su habitación como una tromba y cogió la mesilla de noche, lanzándola al otro lado de la habitación con un grito de frustración. Se sentía tan impotente, tan débil, tan indefenso como un niño. Cada paso que daba para destruir el régimen de Rogers, era un paso en falso, cada intento, un fracaso. Él no servía para esto. No era un líder. Rogers había sido un líder, en su momento. Un buen líder, uno que supo mantenerlos unidos, que siempre salía con una estrategia ingeniosa, con un as bajo la manga, con un plan de acción. Uno que tenía una palabra de aliento en la punta de los labios, uno que podía hacerte sentir invencible con un par de palabras, uno que creía fervientemente en su misión.

Pero, Tony ni siquiera sabía cuál era su misión en ese momento. Primero se habían opuesto al gobierno y al régimen de terror de HYDRA. Eso tenía sentido. El Proyecto Insight había acabado con millones de vida, revelando las verdaderas intenciones de una institución supuestamente diseñada para mantenerlos a salvo, para hacer del mundo un lugar más justo, para asegurar la libertad de todos los habitantes del mundo. Era comprensible que ellos, como protectores de la justicia, se les enfrentaran e intentaran derrocar a Alexander Pierce, la cabeza de aquella organización. Pero, Pierce había muerto y esa fue su última victoria. Luego, Rogers tomó su lugar y parecía que iba a convertir el mundo en un lugar tenebroso, pero, no.

El hombre se había tomado en serio su papel de gobernante y, aunque gobernaba con mano de hierro, el mundo se había estabilizado bajo su mando y una extraña y superflua paz había cubierto la faz del planeta. Quizás eran ellos los que estaban equivocados. Quizás eran ellos los que debían dejar de luchar. Se habían perdido tantas vidas, se habían hecho tantos, tantísimos sacrificios... ¿y para qué? ¿Qué habían conseguido? ¿Qué esperaban conseguir? Se dejó caer sobre la cama, derrotado. Observó sus manos encallecidas y sintió las lágrimas picarle bajo los párpados... quizás sólo debía rendirse... Alguien golpeó a su puerta con los nudillos suavemente, pero, él no quería ver a nadie.

─ Quien quiera que sea puede irse mucho a la mierda. Excepto tú, Pep. Si eres tú, pasa...─ gruñó hacia la puerta.

No fue Pepper la que entró a la habitación, sino Bucky Barnes. El sargento lo miró con una ceja alzada, notando sus hombros caídos y sus ojos enrojecidos. Se acercó a él a grandes zancadas y se le plantó enfrente, cruzando los brazos sobre el pecho, con expresión seria.

─ ¿Y entonces? ¿Cuál es el plan de acción? ─ preguntó, ganándose una mala mirada del ingeniero.

─ Te dije que te podías ir mucho a la mierda. No tengo ningún plan de acción, ni salida ingeniosa, ni comentario mordaz. No tengo nada para ti, Barnes. Absolutamente nada─ respondió entre dientes, sin conseguir más respuesta del otro que una ceja alzada.

─ Ya estuve en la mierda y no me gustó, así que heme aquí. Sé como te sientes, Stark, pero, necesitamos un plan. Tú estás al frente de todo esto, tienes que decirnos que hacer─ afirmó, tranquilamente, sin moverse un ápice de su lugar.

Long live the kingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora