Capítulo XVI: Queen of Hearts

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Capítulo XVI

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Capítulo XVI

Natasha se mantuvo muy quieta, observando por la ventana de su habitación. La doctora Zola le había comentado como al pasar, mientras le aplicaba su tratamiento, que Steve ya estaba fuera de peligro. Bien, el hombre era difícil de matar, de eso no había ninguna duda. De hecho, todo lo que tenía que ver con él era difícil de matar. El plan que había urdido para acabar con él le parecía algo lejano, un imposible, casi. Se había propuesto jugar con él, engañarlo, hacerle creer que estaba dispuesta a seguir sus intenciones, fingir, incluso, que seguía enamorada de él. Pero, todo se le había volteado. Aquellos sentimientos que debía fingir eran cada vez más reales y le hacían dudar incluso de su cordura. ¿En qué estaba pensando al permitirse a sí misma sentir algo más por él?

Se suponía que su trabajo era matarlo. Matándolo volvería la paz. Matándolo, vengaría a sus amigos muertos, a los inocentes que habían caído en aquella pelea absurda. Matándolo se desharía de aquello que le oprimió el pecho por tanto tiempo. Pero, cuando lo vio ensangrentado e inconsciente en sus brazos, cuando lo vio tendido en aquella camilla, rodeado de maquinaria, peleando por vivir... simplemente no pudo resistirlo. La horrorosa verdad era que no quería verlo muerto. No de nuevo. Desesperada, se llevó las manos al rostro, intentando contener las lágrimas que picaban tras sus párpados. Respiró muy despacio, obligándose a mantener la calma antes de volver su mirada a los verdes prados cuidados del jardín.

Unos leves toquidos en la puerta la alertaron de la presencia de alguien más. Steve entró a su cuarto unos momentos más tarde, mirándola con una leve sonrisa. Aún se veía pálido, pero, su postura era erguida y firme, tan orgullosa como siempre. Extendió su mano hacia ella, llamándola con un gesto.

⸺ Ven conmigo⸺ murmuró y ella alzó una ceja, suspicaz⸺ Hay algo que quiero enseñarte...

Natasha lo siguió en silencio y él la llevó por una serie de pasillos y escaleras hasta que descendieron bajo el nivel del suelo. Allí, descubrió que Steve había hecho instalar una serie de celdas y cámaras en las que, supuso, mantendría a sus prisioneros. En una de esas celdas la habían mantenido a ella los primeros días de su cautiverio. Su cicatriz cosquilleó y recordó brevemente la sangre de Sharon bañándola de pies a cabeza. Había ya perdido ya la cuenta de los días que llevaba siendo una prisionera... pero, ¿en verdad seguía siéndolo? Al principio, había estado ahí contra su voluntad. Luego, se mantuvo en ese sitio con la idea de asesinar a Steve, pero, ya había comprobado que aquella idea no daría frutos. No como ella lo había planeado y por eso, ahora, le doliera o no, permanecía ahí porque quería.

El hombre abrió una pesada puerta de metal y la hizo pasar a una enorme y fría sala. Las paredes desnudas estaban recubiertas de concreto y, en medio, bajo una enorme luz y rodeado de una docena de agentes, se encontraba un chico colgando de las muñecas. Su rostro estaba desfigurado por los golpes, tenía el torso desnudo y los hematomas y cortes se evidenciaban en las manchas de sangre seca de su piel. Era muy joven, no debía pasar de los veinte, quizás un poco menos. Natasha miró a Steve sin comprender lo que pretendía al mostrarle a ese pobre muchachito que respiraba ruidosamente y se quejaba en voz baja.

Long live the kingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora