Capítulo XXVIII: Long may she reign

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Y hemos llegado al final de esta historia. He de decir que ha sido una de las que más he disfrutado escribiendo. Creo que lo mío es el Steve malote... de verdad que me gustó. Y espero que a ustedes también. 

Se les quiere un chorro, queridas criaturas de la creación. 

Gracias totales. 

 

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Capítulo XXVIII

Natasha permaneció mirando al techo, durante largo rato. No tenía ganas de levantarse, mucho menos de ver a nadie. Se sentía extrañamente vacía, como si hubieran cogido todo lo que tenía por dentro y lo hubiesen lanzado a la basura. Aún tenía fresca en la memoria la imagen de Stark y Barnes entrando al laboratorio y arrancándole el cadáver de los brazos. Al saber muerto a su líder, las fuerzas de Steve se desbandaron, jurando venganza y los rebeldes sobrevivientes celebraron su improbable victoria. A ella la arrastraron pasillo abajo y la tendieron en una de las habitaciones, esperando a que se calmara o, al menos a que reaccionara. Le enviaron a alguien para que la revisara, pero, lo suyo no era ningún malestar físico y nadie tiene la cura para un alma destrozada.

Los días pasaron y ella apenas si se dio cuenta. Permanecía en una especie de duermevela en la que veía a las personas pasar por su lado, pero, su presencia no le importaba lo más mínimo. Se la llevaron de regreso al refugio sólo porque no tuvieron el corazón de dejarla sola, no porque hubiese mostrado alguna intención de permanecer con sus antiguos amigos. La verdad era que no le interesaba. Fuera, el mundo estaba yéndose al carajo poco a poco. Sin una autoridad firme, la gente se había desbandado y había desórdenes, robos y asesinatos por todo el país. Desconocidos habían atacado las escuelas, hospitales y fábricas levantadas en el régimen de Steve y estaban convirtiendo en cenizas su tan soñada utopía.

Los antiguos líderes, los que sobrevivieron a la purga realizada por los soldados del Emperador en los primeros días de su gobierno, intentaban sin mucho éxito recomponer la sociedad, volver a imponer la democracia. Tony y los otros líderes de la revolución habían sumado sus esfuerzos a ellos, pero, nadie lograba imponerse sobre los demás y el mundo se convirtió en un caos donde nadie estaba a salvo. Una semana después, despertó sintiendo que tenía el mundo encima, dolorida de pies a cabeza y con un acceso de náuseas que no pudo contener. Luego de devolver el escaso contenido de su estómago en el inodoro, regresó a su cuarto y se encontró frente a frente con Wanda. La chica traía una charola con comida entre las manos y se veía algo intimidado. Llevaba el cabello corto hasta la mejilla y tenía el rostro marcado con finas cicatrices de quemaduras.

─ Creí que tendrías hambre...─ murmuró, dejando la bandeja a los pies de su cama.

─ No tienes que preocuparte por mí─ respondió la mayor, quitándose la sudadera por sobre la cabeza para buscar algo limpio en su guardarropa.

─ Aún soy tu amiga, Natasha─ murmuró, mirándola vestirse con calma─ Ahora que él no está, ya no tienes que fingir que somos tus enemigos... ya nadie te controla...─ le dijo, provocando que la pelirroja se girara hacia ella, con tal frío en la mirada que la hizo estremecer de pies a cabeza.

Long live the kingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora