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Capítulo XIV
⸺ ¿Estás seguro de esto? ⸺ preguntó Tony y Bucky asintió, recostándose en la camilla preparada para él con un suspiro de impaciencia.
Junto a él, Wanda dormía tranquilamente, perdida aún en su inconsciente, sin ser capaz de escapar de su propia mente. No importaba, él la ayudaría, costara lo que costara. Alargó una mano hacia ella y acarició los dedos fríos y delicados, suspirando de nuevo. Estaba nervioso, no lo iba a negar, pero, no podía dejarse llevar por los nervios, tenía que intentar mantener la calma y ayudarla. Él la necesitaba, todos la necesitaban, ahora más que nunca. Había rumores en el aire, rumores de que alguien se les había adelantado y le habían disparado en el jardín de la Casa Blanca... si era así, si el bastardo estaba débil, era el momento de atacar. Pero, para ello, necesitaban a Wanda.
⸺ Recuéstese, por favor, agente Barnes⸺ pidió Visión y Bucky soltó la mano de Wanda para acomodarse en la camilla.
Permaneció quieto mientras Pepper acomodaba los electrodos de las máquinas de soporte vital y del electroencefalograma en su pecho y en su frente, él intentó relajarse, cerrando los ojos y concentrándose en ella como le habían pedido. La sintió cerrar correas de seguridad en sus muñecas y a través de su pecho y, por un momento, los recuerdos lo acosaron y estuvo tentado de soltarse, de huir, pero, se forzó a permanecer en calma, a vaciar su mente. Sólo si estaba tranquilo Visión podría hacer la conexión, si no, todo el esfuerzo sería en vano. Cuando Pepper terminó, sintió los dedos fríos de Visión en sus sienes y una corriente eléctrica, muy similar a la que le aplicaban cuando modificaban sus recuerdos después de cada misión lo hizo arquearse en la camilla y apretar los dientes con tanta fuerza que temió romperlos.
El dolor duró un par de segundos. Todo su cuerpo pareció arder en llamas y su cabeza estaba a punto de estallar cuando se detuvo. Abrió los ojos y se encontró a sí mismo en medio de una sala gris y lisa, sin ningún adorno, ni ventanas, ni ninguna puerta a la vista. Allí, en medio de la sala, estaba Wanda o, una versión más joven de ella. Vestía un ajado uniforme también gris y tenía el cabello largo y despeinado, cayendo a su espalda como una cascada oscura. La chica estaba arrodillada y parecía murmurar entre dientes, jugando a elevar por el aire lo que parecían bloques de madera infantiles. Bucky se acercó a ella despacio, como quién se acerca a un animal salvaje. Confiaba en ella con su vida, pero, le habían dicho que podía ser peligroso, que quizás no estaría en sus cabales, que era probable que no lo reconociera.
⸺ ¿Wanda? ⸺ murmuró tentativamente, sin obtener respuesta. Se acercó un paso más a ella y volvió a intentarlo⸺ ¿Wanda? Muñeca, soy yo...
Los cubos cayeron al suelo y ella se giró hacia él, mirándolo con extrañeza. Sus pupilas brillaban con un carmesí extraño, tan brillante como el de ese día en que los había salvado a todos. La muchacha ladeó el rostro y lo miró en silencio, como intentando ubicarlo en su memoria y eso le dio esperanzas. Se arrodilló junto a ella muy despacio, alargando una mano para posarla sobre su mejilla.
