El destino es impredecible.

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Capítulo 4:

Aiden.

-¿¡DONDE ESTA!?- grité entrando al pasillo donde estaba Leticia.

-Relájate, Aiden- se acercó a mi.

-¿¡QUE ME RELAJE!? ¡NO SE QUE ES ESO! ¡¿DONDE ESTA!?- volví a repetir.

-Esta en la UCI...

Tenía los ojos hinchados y rojos, supongo que de estar llorando tanto tiempo.

-Quiero verla- exigí.

-No se puede entrar.

-Me da igual, quiero verla.

-Aiden, que estes nervioso no le ayuda a nadie. Siéntate y espera a que nos llamen.

¿De verdad no podía hacer nada más que sentarme y esperar? No puedo sentarme a esperar. El amor de mi vida y mis hijos están ahí dentro, sin mi.

-Es lo mejor, toca esperar- dijo sentándose en una de las silla de la sala de espera.

Al final, terminé sentándome en la silla de al lado.

Tocaba esperar.

**

¿Sabéis eso de que la espera desespera? Pues así me sentia yo; desesperado.

Llevábamos dos horas esperando alguna notica, pero nada. Los médicos salían y entraban, iban de un lado a otro. Pero no nos decían nada.

Leticia de vez en cuando se echaba a llorar, yo no sabía ya como consolarla por que ni yo mismo podía consolarme.

-¿Sabes como fue?- pregunté.

Necesitaba saberlo, tenía que saber como fue todo. A penas me habia contando por teléfono.

-No se mucho más de lo que te dije.

-Esto no está pasando...- susurré más para mi que para ella.

Aly no podía estar en la UCI no podía pasarle nada ni a ella ni a mis hijos.

Si yo hubiese hecho las cosas bien en su momento, ella no se hubiera ido ni tampoco estaría en un hospital.

No nos decían nada y ya habían pasado más de tres horas desde que llegué. Hugo, Leticia y yo estábamos de los nervios por falta de información, pero por mucho que preguntáramos, siempre era la misma respuesta; "Aún no sabemos nada"

Genial.

No aguantaba más estar sentado sin hacer nada. Llegué a un punto en el que me puse a dar vueltas por el pasillo donde estábamos.

Necesitaba verla, necesitaba saber que ella y mis hijos estaban bien. Solo necesitaba eso ¿Era mucho pedir?

-¿Familiares de Aliyana Lagos?- preguntó un hombre mayor con una bata blanca.

-Nosotros- dijimos Leticia y yo a la vez.

-¿Como está? ¿Puedo verla?- me adelante a preguntar.

-Esta grave. Ella y uno de los bebés- contestó mirándome- al parecer a uno le dio más fuerte el impacto que al otro y está más débil.

No, no puede ser. Esta de coña ¿Verdad? ¿Donde está la cámara oculta?

Creo que no hay cámara oculta.

-Pero...pero eso que significa- Leticia tenía la voz entrecortada. Estaba apunto de llorar. Otra vez.

-Significa que posiblemente uno de los bebés no llegue a nacer...- mi mundo cayó a los pies en cuando lo escuché- lo siento mucho, haremos todo lo posible para que sobrevivan los dos y la madre.

Enséñame a ser tú destino #3 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora