Convirtamonos en cenizas.

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Capítulo 10:

Aly.

-¡Ah!- hice una mueca de dolor.

-Lo siento, ¿Te he hecho daño? Joder, lo sabia. Te he dicho que no era buena idea. Puedo esperar hasta que te recuperes del todo.

-Tranquilo, estoy bien.

-No, joder. Tienes heridas aún.

-Nada que no pueda soportar.

-Pero te duele si te toco.

-Me duele más aún que no me toques.

-Pero no quiero hacerte daño...

-Y no lo harás- puse mi mano en su pecho.

Moví la mano hasta su miembro y empecé a moverla despacio. De arriba abajo.

-Give me what I need- fui susurrando la canción mientras me iba acercando más a él-pull me in so deep, take me as I please, I want you to want me. Sweep me off mu feet, bring me to my knees, see you in your dreams, I want you to want me.

Acerqué mi boca a su cuello y empecé a chuparlo, lamerlo, morderlo... lentamente.

-Convirtámonos en cenizas.

El sonrió con malicia y sin apartar la mirada de mis ojos, lo guié hasta mi entrada ya húmeda y entró dentro de mi de un fuerte empujón.

-Mhmm...-gemí sonriendo.

-Quiero follarte hasta correrme dentro de ti y dejarte tan seca que tengas que lubricarte.

-Hazlo- ordené.

Aceleró el ritmo y apretó el agarre de mi cuello.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que el que da las órdenes soy yo?- se clavó en mi más fuerte de lo normal.

-Dios...-cerré los ojos por el placer y me agarré a las sabanas.

-Ábrelos y mírame- volvió a clavarse en mi con la misma fuerza- Aliyana, mírame.

Abrí los ojos y lo miré fijamente.

-Pídemelo- ordenó.

-Follame hasta dejarme seca- le pedi sin titubear.

Volvió a sonreír y el sonido de nuestros cuerpos chocando era lo único que se escuchaba en la habitación.

Pero entonces se escuchó la puerta de la entrada cerrarse y creo que me roja por como Aiden me miraba.

-No hagas ruido- dijo bajito- Nada de gemir.

No se si eso va a ser posible.

-Joder...- gemí bajito.

-Shhh...- puso su mano en mi boca- he dicho que nada de gemir.

Siguió moviéndose con la mano en mi boca para que no gimiera, solo soltaba pequeños suspiros casi inaudibles.

Apreté el agarre de las sábanas cuando notaba que no podía más. Aiden lo notó y aceleró.

Me negó con la cabeza, prohibiéndome que me corriera hasta que el me lo pidiera.

Iba a explotar, y el muy cabrón lo sabia. Pero le dio igual, siguió moviéndose.

Entonces cuando volví a apretar las sábanas, sonrió.

Enséñame a ser tú destino #3 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora