¿Alguna vez han experimentado ese sentimiento de ahogo al ver a la persona que amas tan cerca de ti pero tan lejos al mismo tiempo?
Yo no sólo sentía que me ahogaba, me estaba desintegrando en mi interior, las piernas me flaqueaban y el aliento me faltaba, estábamos a pocos metros siendo empapados por la lluvia y sólo observándonos ahí como grandes idiotas sin decirnos nada, seguimos así por un minuto más, la lluvia no daba tregua y a mí pronto me daría gripa.-Tú te fuiste- Digo levantando lentamente mi mano para señalarlo -Tomaste un avión para New York y me dejaste.
-Yo... Becca- No lo dejo terminar, le hago un ademán para que se calle y él lo hace.
-No por favor, no digas nada, me lastimas- Sigo anonadada ante la situación, no reacciono como se debe ni digo lo que he guardado, sólo digo palabras al azar, estoy en algo así como en un trance.
-Becca yo te amo- Dice bajando sus hombros, parece rendido -Desde que te conocí lo he hecho con cada fibra de mi ser, me fui por miedoso, sin embargo, estando allá me he sentido tan vacío, tan sólo.
-¿Y vienes así sin más? ¿Pretendes que me lance a tus brazos y hacer cómo que lo he olvidado?- Noto que tiene la nariz roja al igual que sus ojos.
Ha llorado.
-¡Mierda Becca entiende! ¡Entiéndelo por una maldita vez, te amo y verdaderamente no puedo vivir sin ti!- El aliento volvió a desvanecerse de mí, se sentía tan sublime, era irreal.
No lo podía creer. Francisco declarándoseme. ¿Será posible?
-Yo no se que decir- Pronuncié entrecortadamente.
Y era verdad, siempre era yo la que lo encaraba y le hablaba de sus sentimientos, él jamás lo hizo, yo era la que dejaba el orgullo a un lado solo para complacerlo a él, he sido algo ingenua y también sumisa.
-No digas nada. Sólo escúchame- Sentía mis ojos llorosos, definitivamente estaba mal, me sentia mareada, ida, fuera de este lugar -Te amé desde que te vi, desde que me trataste tan mal en la mesa que decidí dejare como un mísero gusto, pero no, tu sonrisa tan inocente me cautivó, ya no eras un gusto, eras un capricho. Mi capricho.
》Después peleamos por ese estúpido de tu instituto. Los celos me carcomían ante aquella escena. Rebecca, TE AMO- Francisco empezó a caminar hacia mí de manera lenta, yo retrocedía aún más lento de lo que él caminaba, tengo miedo -Me sentí tan mierda usando a Amelia para así olvidarte, me sentí tan mal al descubrir que tu me viste con ella teniendo sexo, sentí morir cuando supe lo que paso entre Nicolás, Allan y tú, intenté olvidarte con Amelia, pero fue meramente imposible.
》 Esa vez que me fui a New York lo hice porque estaba confundido, no tenía idea sobre que hacer Rebecca, estaba mal, me sentía mal, estaba enojado conmigo mismo por estarme enamorando de ti en ese entonces, me sentía tan mierda ignorándote, sabiendo que te dolía y te morías por estar cerca de mí- Francisco estaba a pocos pasos de mi lugar, ya no retrocedía porque entendí que a pesar de todo siempre quiero estar cerca de Francisco, sin embargo cuando dijo que sabía que me moría por él tenía ganas de callarlo con un golpe.
》-Lo sé, sono egocentrico, pero ni yo...- Hace una pausa, ya estaba a dos pasos de donde yo me había quedado -Ni yo sabía porqué me había alejado de ti hasta que Fernando me habló y me dijo que estaba haciendo mal las cosas, hay entre en razón Becca- De acuerdo, ya estaba llorando de nuevo, cada palabra era una daga que iba directamente a mi pecho.
Él agachó su cabeza intentando ocultar sus lágrimas, parecía que él llora pocas veces porque siento que tiene vergüenza de alzar su mirada.
Ya no podía más, solo necesita sentir su calor, tenerlo conmigo, saber que el es mio. Me armé de valor, me acerqué los dos pasos faltantes, alcé su hermoso y bello rostro empañado de lágrimas y lo besé.
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Apostando mi virginidad
Teen FictionBecca, Una adolescente de 16 años es enviada a un retiro de su colegio, junto a su hermana Marina y su mejor amiga Aurora. Todo va bien hasta que en el retiro, Rafael Hamilton, organizador de todo empieza a dar la charla con un tema del desagrado de...