#11 La llegada de Bruno y Fernando.

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Después de varias horas de chequeos cansados y tediosos, estoy regresando a casa, Santiago me está ayudando a caminar y demás cosas, ya no tengo ni el yeso que me acompañó en mi inconsciencia ni las vendas que me acompañaron antes del estrepitoso accidente, simplemente debo caminar despacio y con cuidado porque el golpe en la cabeza fue fuerte y si le da la gana a mi cuerpo me puede empezar a coger malestar y eso me puede incluso hasta tumbar.

El doctor me comunicó que constantemente sufriré dolores de cabeza, pero llegará un momento en el cual pararán así que no debía preocuparme por nada.

Voy en el auto en el cuál Francisco y yo nos quedamos varados en media calle hace ya más de un mes, el tiempo estaba cruzando muy rápido por mis ojos, pronto ya estaría terminando la apuesta con Rafael y eso me deprimía, estaba comenzsndo a encariñarme con los chicos y hasta con el mismisimo Rafael, era difícil no hacerlo, todos se habían comportado muy atentos conmigos y ni se diga de Rafael que a pesar de ser una constante molestia, él era uno de los primeros en estar a mi disposición.

Iba mirando hacia la ventana recordando mi plática con Francisco, se me salía una sonrisa de niña boba al recordar sus labios haciendo presion en los mios, era algo mágico y complicado de creer porque se supone que el me odiaba, quizás yo esté exagerando, pero se sentía como odio lo que el expresaba al verme o el que aún sigue sintiendo por mí, aún no me es claro ese asunto.

-Becca, no se que sucedió con Amelia, ibamos bien y de repente te lanzó de las escaleras- Decía Francisco pasando sus manos por su hermoso cabello.

-Francisco no estaban bien, le gritaste que no la querías y ella lo tomó a mal y así se suscitaron las cosas, ya déjalo en el pasado- Respondí tomando su mano derecha entre mis manos.

-Lo siento, no lo puedo superar- Dijo el agachando su cabeza.

-La culpa me persigue- Hizo una pausa -Hay una persona wue realmente me enloquece- Sus ojos avellanas que tanto me fascinan me mirsn fijamente a mis ojos grises -Desde que la vi por primera y y ella me trato a la patada, me enamoré de ella- Lo miré incrédula -Lo se, demasiado masoquista de mi parte- Francisco esbozó una sonrisa ladeada logrando que yo también sonriera

》-En fin, me gustó y me sigue gustando su sencillez y su simplicidad para ver y hacer las cosas, es una mujer con metas, con mente clara y excelentes sentimientos, pero algo más alla de la amistad es imposible entre nosotros...- Lo interrumpí.

-¿Por qué es imposible?- Pregunté -Digo, si dos personas se aman, nada es imposible.

Francisco sonrió negando con su cabeza la cual estaba agachada, luego la subió y su sonrisa ahora tensa, seguía intacta.

-Becca es imposible algo entre nosotros porque ellq pronto se ira de mi lado...- Hizo una larga y agobiante pausa -He decidido irme para New York durane tres semanas, quiero creerme que lo hago por mi bien y por el de ella, lo sé, es demasiado cobarde de mi parte pero la quiero y porque la quiero necesito prepararme ante el dolor y la falta de su pronta partida.

Mis lágrimas estaban a punto de desbordarse de mis ojos, era doloroso escuchar aquellas palabras sin ánimo de la persona que quiero, se estaba dando por vencido a un hecho muy lejano.

Él no quería luchar por estar a lado de la persona que quiere.

Francisco no quiere luchar para conservarme a su lado. Sonará muy egocéntrico pero sentía que esa chica era yo, era un dejavú, un presentimiento de esos fuertes que te sturden y te dejan sin fuerzas.

-Una última cosa, Becca- Sus labios pronunciaron -Nadie debe enterarse de esta visita, que quede entre tú y yo, que sea nuestro secreto.

-Será nuestro secreto- Pronuncié.

Apostando mi virginidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora