#17 ¡Denme un respiro!

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Había caído la noche y yo andaba por la sala, Aurora estaba hablando por teléfono con su mamá en mi habitación y pues en todo el Hogar no se escuchaba ningún ruido.

Al parecer todos estaban dormidos, ha sido un día super largo y agotador gracias a mis ideas alocadas.

Decidí bajar porque no quería escuchar la conversación que tenían Aurora y su mamá porque me deprimía saber lo tan buena que era su relación entre madre e hija, ellas reían, gozaban, se hacían bromas, se decían "te quiero".... En fin un sinnúmero de cosas que con mi mamá no pasaba, no sucedían, no nos decíamos.

A veces deseaba tener una mamá nueva, no ser hija de Jasmine Thorne, a veces quería sentir y saber lo que era tener una mamá durante 24 horas, 7 días a la semana, los 365 días del año; quería saber lo que era reír junto a una mamá, llorar con ella, cocinar, vestirse, pasear, hablar de chicos guapos, ver televisión con ella, esperar a papá y abrazarlo ju tas, alimentarnos juntas, tener vacaciones familiares y organizarlas unidas, como madre e hija.

Pero al mismo tiempo me ponía a pensar que quizás yo no fuera lo que soy ahora si mi mamá y yo fuésemos unidas, no hubiera aprendido a defenderme sola, no sabría lidiar las situaciones complicadas, no sabría nada de lo que es vivir haciendo méritos y esfuerzos para mejorar cada día y ser una persona independiente.

Papá siempre estuvo a mi lado, ayudándome a salir adelante aunque me haya tocado escuchar insultos e injurias por parte de mi mamá, pero aún así no llenaba el vacío que sentía al tener una madre físicamente pero no sentimentalmente, ella siempre fue madre de Marina, ella siempre fue su única hija, y quizás sentía celos de aquellos pero era de pequeñas, siempre los mejores sentimientos de mi mamá fueron para Marina, a mi me tocaban las sobras.

Muchos me decían que no entendían mis exigencias porque mamá siempre me tenía la comida preparada o la ropa lista para ser usada, eran cosas materiales, esas personas solo veían lo cotidiano, no notaban lo destrozada que estaba por no tener el cariño de mi mamá.

Pero bueno, el día que sepan lo que no es tener una madre a tiempo completo ahí hablaremos.

Decidí levantarme del mueble en el que estaba sentada, quería ir a la salita de juegos a ver una peli ya que allá estaba el Blu-ray, en fin, no había dado ni el primer paso y la figura de un hombre se cruzo en mi camino haciéndome asustar.

-Necesitamos hablar.

-¡Que mierda les pasa en esta casa con hacerme asustar!- Exclamé alzando los brazos -Que quieres Allan, ¿¡quieres que vuelva a llamar a Brandy y Stella para recordarte lo que en la tarde paso!?- Alce mi voz haciendo que Allan retroceda.

-No- Dijo dudoso -No quiero que hagas eso, solo quiero que me escuches.

-Y yo no quiero escucharte- Ataqué -Por mas que lo hagas por mensajes de humo o pantomimas no te escucharé, no te oiré, no quiero nada contigo, entendido- Di media vuelta pero los ataques de Allan me detuvieron.

-¿Y que te crees? ¿La perfecta niña que Rafael con la cuál tiene una apuesta en vigencia? ¡No Becca! ¡Esta es la maldita realidad en la cuál eres una más del Hogar quieras o no, eres solamente una niña mimada de papá que hace lo que putas se le da la gana y cree siempre tener la razón! Solo quería pedirte unas malditas disculpas por haber sido un cretino pero creo que lo que hice estuvo bien- Allan pasó por mi lado chocando su hombro con el mío.

-Me das a entender que lo cretino no se te quitará ni con agua bendita- Respondí -Yo tampoco me arrepiento de haberte hecho pagar por lo que hiciste y créeme que si es de hacerlo mas seguido lo haré, créeme que no me conoces, no sabes lo que es vivir con la creencia de que tu propia madre se arrepiente del día en cual naciste y que para ella seas una maldita escoria.

Apostando mi virginidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora