Siento como mi cabeza martillea, mis brazos estan demasiado adoloridos y ni se diga de las piernas, se que las tengo pero no las siento.
Intento dar una vuelta pero me veo atrapada entre unos objetos punzantes en mis brazos y una inmovilidad en mis piernas.
Empiezo a escuchar varios sonidos y los identifico como una máquina, la cual los procude.
¿Donde carajos estoy?
Intento fallidamente abrir los ojos sintiéndolos pesados, vuelvo a intentar y la luz me ciega
Vuelvo y repito, ¿dónde mierda estoy?
-Está despertando- Escucho decir.
-Auch- digo moviendo mi cabeza de un lado a otro.
-Becca no te muevas- Me dice una voz que no reconozco.
-Ni siquiera se donde estoy y me pide que no me mueva?- Pregunto con un tono de reproche.
-Ella tiene carácter- Dijo la voz desconocida.
-Y una mano fuerte- Dijo la voz de Santiago -Doc, ya díganos como está y cuando le da el alta.
¿Doc? ¿Darme el alta?
¿Qué?
Oriéntenme por favor, me siento demasiado perdida.
Abrí los ojos mandando a la mierda todo dolor que eso me causara.
Al abrirlos vi la figura de un hombre realmente joven de ojos oscuros y piel blanca, iba con una bata de doctor y con un tablero anotando quien sabe que cosas con un esfero, estaba la figura de Rafael, Santiago y la de mi padre.
¿Mi padre que hace aquí?
Esta no era mi habitación, logré notar, tenía una máquina que marcaba mis latidos del corazón y tenía puesta una pieza de ropa del hospital, sentia la boca amarga y un titilante dolor en las sienes.
-¿Te sientes desorientada?- Me preguntó el doctor.
-Bueno, puesto a que no se que mierda hago en...- Le dí un vistazo a la habitación -Al parecer en una habitación de hospital o porque tantos cables conectados a mí, no, no me siento ahora muy desorientada.
-¿Siempre es así de irritante?- Preguntó el doctor.
-Siempre es como un grano en el trasero- Respondió Santiago metiendo sus manos en los bolsillos.
-Bueno Rebecca..- Interrumpí al doctor.
-Ibamos bien hasta que me llamó por Rebecca- Lo mire con el ceño fruncido.
-Luke- Llamó Rafael al doctor -Llámale por Becca, sino empezará una discusión por eso y créeme, ahí sí sentirás que tan grano en el trasero ella puede ser.
-Esto es algo intenso- Dijo mi papá -Becca, pequeñita, estás en un hospital, caíste por las escaleras y...- Papá se quedó callado.
-Bueno, Becca- El doctor le puso énfasis a mi nombre -Estuviste dos semanas inconsciente, la caída fue muy fuerte, perdiste sangre y te fracturaste el mismo pie que tenías vendado- Culminó el doctor.
Gracias Amelia por tu maldita gana de intentar quitarme de tu camino de una manera muy real.
-No caí de las escaleras, Amelia me tiró de ellas.
Todos en la sala se quedaron congelados ante mis palabras, no era tonta, quedé inconsciente durante dos semanas más no perdí la memoria, perdí dos malditas semanas de mi vida gracias a una perra loca obsesa de un cuerpo que al parecer es muy complaciente.
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Apostando mi virginidad
Teen FictionBecca, Una adolescente de 16 años es enviada a un retiro de su colegio, junto a su hermana Marina y su mejor amiga Aurora. Todo va bien hasta que en el retiro, Rafael Hamilton, organizador de todo empieza a dar la charla con un tema del desagrado de...