Extra #2

1.5K 75 26
                                    

-Mierda Allan, cómo se te pudo haber olvidado- Le reclamo al padre de los bebés de Aurora.

-Al igual que tú, estoy nervioso, mis hijos van a nacer.

Estábamos en un picnic no planificado, al igual que este parto, y bueno, Aurora tenía prohibido una serie de alimentos porque les había desarrollado una alergia y unos de los alimentos era el atún.

Y Allan debía y era el encargado de vigilar los antojos de Aurora, porque a la señora justo se le antojaban los alimentos a los cuales les tenía alergia, bella como nadie mi mejor amiga y ahora está en un parto de emergencia porque uno de los bebés tiene un cuadro de alergia por el alimento ingerido.

-Becca mis bebés estan en peligro, por mi culpa- Allan es el más asustado, todos lo culpamos cuando la realidad era que todos teníamos el conocimiento de la alergia.

-No Allan, fue un descuido, olvida las palabras acusatorias que usamos hacia ti, los nervios hablaron por nosotros.

-Sólo tienen siete meses con dos semanas, estoy muchísimo más que angustiado.

-Allan, de todas formas nacerían prematuros.

-Pero sin tantos peligros.

* * * * * * * * * *

Después de horas y horas de espera, Aurora y los trillizos salieron de peligro, en el hospital sólo éramos Allan y yo ya que nadie podía estar en pie de los nervios y decidí encargarme de todo, no sólo es mi mejor amiga, es mi familia la que estaba ahí peligrando y eso era suficiente motivo para armarme de valor y fortaleza y tomar el mando de la situación, se decidió que todos estarían en casa arreglando las habitaciones de los trillizos y se harían intervalos para poder descansar o comer o simplemente alejar las malas vibras.

Nos necesitábamos con positivismo y nos ha funcionado, los trillizos estan bien, Aurora está estable y Allan respira con alivio. Los bebés están en incubadoras por ser prematuros, aún necesitan madurar algunos órganos vitales y necesitan Vitamina K, los doctores están encargándose de suministrar las vitaminas para que los bebés terminen de fortalecerse.

-Becca, has sido esencial aquí, gracias.

-Allan, ella es mi familia- Respondo observándolo detenidamente, tiene unas bolsitas moradas adornando sus ojos castaños, está despeinado y demacrado, su ropa está ajada y todo su ser está cansado, su cabellera está revuelta y no ha ingerido alimento alguno -Allan, tus niños y Aurora están bien, necesito que te duches y comas, quiero que vivas para ver a tu familia- Allan ríe y se levanta de su asiento, se acerca a mi lugar y me abraza con fuerza, al parecer del todo débil no está.

-Avísame cualquier novedad, Francisco está en camino, así no me lo hubieras pedido igual me iba a retirar a comer y a descansar- Me sonríe y me revuelve la cabellera -De nuevo, gracias.

-Nada que agradecer- Respondo brindándole una sonrisa, deja un beso en mi frente y se retira.

Con todo el alboroto de Aurora y sus trillizos no he tenido tiempo de dar la noticia, dentro de siete meses seré mamá, llevo en mi vientre el amor de Francisco y mío, no se como reaccionarán, ni siquiera he tenido tiempo de hablar con Francisco, seguimos comprometidos pero no casados.

Estos días han sido difíciles, él pasa más tiempo en el trabajo y yo más ocupada con mis materias, a veces creo que ya en Francisco el amor se está apagando, ya no son las mismas miradas ni los mismos encuentros, todo se enfría y me asusta, quisiera que mi bebé o mis bebés, como sea el caso, crezcan con un papá y una mamá que se amen, no deseo esa inestabilidad en la cual yo crecí, es complicado vivir con una madre culpándose a diario de sus errores y un padre que oculta su tristeza en las horas de trabajo.

Alzo mi mirada y veo a Francisco entrar a la sala de espera con las manos ocultas y una sonrisa que si no se la interpreta bien, daría miedo. Algo oculta y algo sabe, conozco tan bien los gestos de ese hombre que a cualquiera le daría miedo, pero es lo que sucede cuando realmente amas, conoces tanto a esa persona que llegas a un punto en el cual las mentes convergen, todo tu ser y el de esa persona se convierten en una sola. Lástima que yo crea que todo se esta viniendo por la borda.

-¿Cuándo me dirías que estás embarazada?- Es lo que pregunta Francisco antes de besar mis labios apasionadamente, yo estoy impactada, se suponía que el sobre de la clínica con los resultados estaba bien guardado -Soy el hombre más feliz, tendremos nuestros propios hijos, viviremos nuestro propio sueño, veremos crecer a nuestros bebés.

-¿Cómo lo hallaste?- Indago -Lo escondí muy bien.

-Nena, meter un sobre entre las sábanas guardadas en el ropero no es un buen escondite- Responde y me sonrojo -¿Olvidas que tenemos cuatro sobrinos revoltosos a los cuales todo les da curiosidad?- Mi rostro enrojeció aún más -Sé que tu mejor amiga no la esta pasando de lo mejor, pero Dios, estoy demasiado feliz- Francisco toma mi rostro, acaricia mi mejilla izquierda con su mano derecha y luego me besa -Te amo, te prometo ser un padre ejemplar.

Empiezo a llorar, agacho mi cabeza y permito que mis lágrimas rueden con libertad por mi rostro, Francisco se asusta, se levanta de su asiento para luego agacharse a mi altura, toma mi rostro y seca con sus pulgares mis lágrimas. Lleno de suficiente aire mis pulmones y me dispongo a hablar.

-Juro que no sabía como hablarte sobre el embarazo. Tú cada vez estás más empeñado en tu trabajo y yo cada vez le pongo más atención a mis materias de la carrera, ya no nos dabamos las mismas caricias al vernos y sentía, mejor dicho, siento que nuestra llama se extingue, ¿que nos está pasando?

Francisco me observa detenidamente, son segundos en los cuales decido perderme en sus ojos color miel, aquellas iris de las cuales me enamoré perdidamente, esa mirada que expresa tantas emociones que llegas a perderte en un laberinto, en su propio laberinto. Respiro profundo y antes de poder pronunciar más palabras, Fran vuelve a besarme, pero esta vez es algo desesperado, quizás desea borrar todas mis malas vibras, no lo se, solo se que me desarma con ese beso y me vuelve a armar pero esta vez la armadura esra cargada de seguridad y amor.

-Becca, jamás vuelvas a pensar que yo no te amo- Francisco tiene los ojos cristalizados por las lágrimas que desean salirle -Si he estado dedicándole más tiempo a mi trabajo es porque quiero comprar aquella casa que vimos hace cuatro meses, te vi tan feliz andando por ella que me dije: "es la casa indicada para tener a nuestra familia"; sí, me gusta vivir en comunidad en el Hogar, cerca de nuestras amistades, pero ya es hora de ser nosotros y nuestra familia.

-¿Entonces no estás enojado y no has dejado de amarme?- Pregunto en un susurro y mirándolo a los ojos -¿Todo sigue normalmente su curso?

-No todo sigue con normalidad nena, tu vientre crecerá, tendremos un bebé...

-Dos- Lo interrumpo -Has dejado dos semillas en mí, tu puntería merece un premio o un castigo.

-¿Dos?- Pregunta con incredulidad -¿Tendremos dos bebés con el color de tus ojos y cabello?

-Específicamente dos niños, como serán físicamente es una sorpresa.

Francisco empieza a saltar y gritar de la emoción en plena sala de espera, a suerte nuestra no hay nadie más a excepción de nosotros, luego de saltar y de mi parte, observar sus hermosos ojos brillantes de la emoción, me toma en peso y comiemza a lanzarme al aire para finalmente besarme con ansias.

-Sé que allá dentro están tus sobrinos y tu mejor amiga fuera de peligro pero también están siendo observados por precaución, sin embargo, me es imposible nomestar emocionado, ¡seré papá!

Vuelve a abrazarme con fuerza y a besarme.

Creo que ahora si podré dormir más tranquila, este día ha sido menos agotador y ha estado recargado de buenísimas noticias.

Apostando mi virginidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora