Entre los exámenes y trabajos del instituto que tuve que hacer antes de irnos de vacaciones, me mantuve ocupada el tiempo suficiente para no tener que cruzarme con mi madre. Todavía estaba cabreada con ella por no haberme contado que tenía una relación con Will.
Creía que teníamos la confianza suficiente para contarnos las cosas, pero me demostró que no.
Pasé varios días encerrada en mi habitación, estudiando para los exámenes, y los envases vacíos de comida a domicilio se acumularon en mi escritorio.
De vez en cuando, mientras estudiaba, miraba por la ventana para comprobar que el tiempo de Seattle acompañaba a mi estado de ánimo. El cielo parecía triste, estaba cubierto de nubes grisáceas y llevaba varios días lloviendo sin parar.
El frío ya se nos había echado encima. Por eso, el fin de semana antes de los exámenes, saqué toda la ropa de abrigo que tenía en las cajas del desván y la intercambié por toda la ropa de mi armario.
El lunes, a primera hora, nos facilitaron un horario donde especificaban el aula y la hora de cada examen, también las horas que teníamos libres para repasar.
—¡Por fin somos libres! —gritó Erika cuando salimos de nuestro último examen.
—¿Crees que aprobaremos todos los exámenes del semestre?
—Claro que sí. —Me dio un abrazo para tranquilizarme—. ¿Acaso lo dudas?
Negué rápidamente con la cabeza. Sabía que estaba aprobada, porque me esforcé y estudié mucho para sacar buenos resultados. Me sentía orgullosa de mí misma.
Después de los exámenes, todos los alumnos enloquecieron por el baile de invierno. Las entradas se vendieron rápido y los pasillos del instituto se llenaron de carteles promocionando el mejor baile del curso.
Erika estaba en el comité del baile y me comentó que iban a utilizar el mismo decorado que en el baile de invierno de noveno curso.
Ese fue el principal motivo por el que decidí no ir al baile.
Aunque varios chicos me invitaron a ir con ellos, Alex incluido, rechacé sus ofertas inmediatamente. No quería ir a un baile que solo me traería recuerdos de mi relación con Dylan. Además, él también acudiría al baile y sería muy incómodo.
La noche del baile, mi madre salió a cenar con Will y me quedé sola en casa. Me puse el pijama y fui a la cocina a prepararme algo de comer. Busqué por todos los canales de la televisión una película romántica que ver, pero no echaban nada bueno.
De pronto llamaron al timbre y del susto, las palomitas salieron disparadas del bol y quedaron esparcidas por el suelo del salón. Ya las recogería más tarde.
Antes de abrir la puerta, entré en la cocina y cogí un rodillo de madera para defenderme. No esperaba a nadie esa noche y tenía miedo de que fuera un ladrón.
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No temas al amor
Teen FictionNunca creyó que él llegaría a romperle el corazón. Madison creía que el primer amor sería perfecto y que Dylan, el chico de sus sueños, nunca llegaría a romperle el corazón. Pero lo único que necesitaba era algo que la devolviera a la realidad. ...