56 | Madison

182K 9.5K 1.1K
                                    

Los gritos de Roland se escuchan por todo el pasillo. No son ni las ocho de la mañana y él ya está despierto. Escondo la cabeza debajo de la almohada, pero no consigo volver a dormirme.

Todos abrimos las puertas de nuestras habitaciones a la vez y miramos hacia el pasillo, parece que estemos sincronizados. Caminamos hacia el salón y observamos cómo el pequeño Roland salta en el sofá y enciende la televisión. Mat se sienta junto a él y yo le acompaño. Le miro y revuelvo su pelo. Mi hermano me mira molesto e intenta peinárselo con los dedos.

—Tengo sueño. —Cierra los ojos.

Le doy un golpe en la frente y abre los ojos, ríe malvadamente y empieza a hacerme cosquillas. Intento apartarlo de mí, pero es mucho más fuerte que yo.

—Buenos días chicos. —Mi madre entra en el salón y nos da un beso a cada uno.

Nos mira fijamente mientras se ata el cinturón de su bata alrededor de la cintura y se arregla el pelo. Will entra detrás de ella y los dos desaparecen en la cocina. El olor a bacon recién hecho empieza a inundar el salón.

Nos levantamos del sofá y nos sentamos con los demás a la mesa. Dylan entra en la cocina junto a Roland y se sientan al lado de Will. Queda un hueco libre y solo queda por llegar Sean.

—Madison, ¿podrías ir a despertar a Sean?

Salgo de la cocina y me dirijo a su habitación. Llamo a la puerta pero no responde. Si no está aquí solo puede estar en un lugar. Espero que mi instinto no me falle ahora.

Bajo las escaleras del sótano y por fin encuentro a Sean. Tiene la cabeza escondida entre sus brazos y está profundamente dormido. Ha pasado toda la noche arreglando su robot y se ha quedado dormido en el taller. Zarandeo su brazo consiguiendo despertarle. Abre los ojos y los frota con sus manos.

—¿Qué hora es?

—Hora de levantarte principito. —Sean sonríe ante mi comentario y se despereza—. El desayuno ya está preparado.

—Ahora subo, gracias.

—No debes presionarte tanto.

—Lo sé.

Subo las escaleras y entro en la cocina. Vuelvo a mi sitio y bebo un poco de café. Sean se sienta al lado de su madre y apoya el brazo en la mesa.

—Sean. —Le regaña.

—Perdón mamá —Sean aparta el brazo y se sienta erguido.

Will se levanta de la mesa y saca de su bata una carta. La deja sobre la mesa enfrente de Dylan y le indica con la cabeza que vaya al salón. Dylan coge la carta y sale de la cocina detrás de Will.

Me entran unas ganas urgentes de ir al baño. Me levanto y me disculpo antes de salir al pasillo. Me detengo cuando escucho sus voces en el salón. Me pego a la pared e intento descubrir de qué hablan, lo hacen tan bajo que no puedo escucharlos.

—Tu madre se dejó esto en casa. Lo encontré el otro día en el desván por casualidad —Will señala el sobre.

—Esta carta era para ti.

—Exacto. La dejó sobre la mesa de la cocina cuando quiso separarte de mí. Nunca me he atrevido a leerla y quiero que lo hagamos juntos.

—¿Por qué te haces esto, papá? Pasó hace años, olvídalo ya. —Dylan le devuelve el sobre a su padre—. Ella está en el hospital y no quiero que manches su nombre con esta estúpida carta.

—Dylan no te apresures, te estoy diciendo que no la leí. Yo quería a tu madre y no quiero que pienses que lo hago para darte una mala imagen de ella. Te equivocas.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora