68 | Madison

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Me levanto de la cama lentamente para no despertar a Dylan y me asomo por la puerta para descubrir de quién son las voces que se oyen en el pasillo. Entro en mi habitación y me pongo ropa más decente.

Cuando salgo al pasillo ya no escucho esas voces.

Llamo a la puerta de la habitación de Mat pero no recibo una respuesta de su parte. Bajo las escaleras y lo busco por toda la casa. Necesito saber que está bien. Ayer se puso mal al enterarse de lo de Cooper y me gustaría estar ahí para él, ser su apoyo.

Finalmente lo encuentro desayunando en el patio pero no está solo, ya están todos sentados a la mesa. Camino hacia ellos pero me detengo cuando veo que tenemos un invitado inesperado.

Mi madre levanta la mirada de su libro y señala la silla que hay a su lado para que me siente.

—Mamá. —Me acerco a ella para que nadie pueda escucharme—. ¿Eres consciente de quién está sentado junto a Will en este momento?

Ella asiente y mira a Mat. Dirijo mi mirada a él y compruebo que su cuerpo esta rígido. Cada vez que habla con Cooper es precavido con sus palabras.

—Yo estoy tan sorprendida como tú pero está haciendo negocios con Will y he prometido no meterme en sus asuntos. Mientras que no se acerque a vosotros no pasará nada.

El problema es que ella no sabe cuánto tiempo lleva aquí en la ciudad y no me fio ni un pelo de él. En qué momento este hombre pensó que lo mejor era volver a la vida de Mat.

Para no tener que aguantar más tiempo allí mi madre me pide ayuda en la cocina y la acompaño dejándolos a los dos solos con Cooper.

—¿Sabías que lleva varios meses en la ciudad?

Mi madre me mira incrédula y deja la comida en la encimera. Esto ya no solo se trata de cómo pueda estar Mat ante la vuelta de Cooper si no cómo a mi madre le afecta que vuelva a nuestras vidas.

—Acompáñame a tu habitación. Necesitas tumbarte.

Caminamos por el pasillo en silencio y abro la puerta de su habitación. La ayudo a tumbarse en la cama y acomodo su almohada.

—Yo me encargo de la comida no te preocupes por nada. —Me acerco a ella y beso su frente—. Descansa.

—Gracias cariño.

Cierro la puerta y me dirijo a la cocina. Hago varios viajes hasta que dejo todo en la mesa y me asomo al jardín para avisarles de que la comida ya está preparada.

Subo las escaleras corriendo y abro la puerta de mi habitación en silencio. Me acerco a la cama y me tumbo al lado de Dylan.

—Te necesito abajo. —Beso sus labios varias veces para que abra los ojos.

—¿Qué pasa?

—Ha venido Cooper.

Dylan se reincorpora rápidamente y me mira.

—Dame un segundo.

Se levanta de la cama y se viste con la misma ropa que ayer. Nos dirigimos al comedor donde ya están todos sentados y con los platos llenos de comida. Cuando Will ve a su hijo se levanta de la mesa y se acerca a él.

—Dylan...

Rompe la distancia que los separa y con miedo lo abraza. Dylan no opone resistencia y posa sus manos en su espalda. Will se separa de Dylan para poder dirigirse a mí.

—¿Tu madre no se encuentra bien?

Niego con la cabeza.

—Necesita descansar.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora