Mat da una última brazada y sale de la piscina. Coge la toalla y se sienta en la tumbona que hay a mi lado.
—¿Qué tal lo pasaste ayer?
—Bien —apoyo las piernas sobre mi pecho y las rodeo con mis brazos. —. Tengo que contarte una cosa.
—Soy todo oídos.
No sé cómo decírselo, ni tampoco cómo se lo tomará.
—Anoche vi a Cooper.
Mi hermano deja caer la toalla al suelo y me mira atentamente.
—¿Estás hablando en serio? ¿Dónde?
—Dylan y yo fuimos a un bar por aquí cerca y allí estaba él.
—¿Sabes por qué está aquí?
—Creo que está preparando un negocio con Will.
—¿Nuestro Will?
Asiento provocando que se escape un suspiro de su boca.
—No sé por qué me sorprendo. No se ha preocupado por mí en nueve años que llevo sin verle.
Puedo ver en sus ojos cómo empieza a resurgir el rencor y la decepción. Aunque intente ocultarlo sé que no está bien. A mi madre y a mí nos cuesta mucho sonsacarle las cosas para que nos diga todo lo que pasa por su cabeza, aunque muchas veces se ahorra información.
Me levanto de la tumbona y me siento a su lado. Envuelvo su espalda con mi brazo y lo acerco a mí trasmitiéndole mi apoyo.
—No le necesitas. Siempre hemos sido nosotros tres contra el mundo. —Le obligo a mirarme—. ¿Te acuerdas?
—Sí. —Suspira—. No sé qué haría sin ti.
Besa mi frente y se levanta. Camina hacia la puerta pero se gira para decirme una cosa antes de entrar en casa.
—Gracias por todo, hermanita, te quiero.
—Y yo a ti.
Enciendo el ordenador y en la pantalla aparece la cara de Harper. Poco después se une Erika, quien es la primera que se anima a contarnos qué tal le está yendo por Nueva York. Veo algo extraño en su muñeca pero Harper se adelanta y le pregunta por ello.
—¿Es un tatuaje? —chilla emocionada al ver el dibujo que cubre la muñeca de nuestra amiga.
—No es nada. Me tatué vuestros nombres para llevaros siempre conmigo.
Las dos le mandamos un beso por la cámara ganándonos una sonrisa por su parte.
—Madison. Hemos dejado una habitación libre para cuando te animes a mudarte a Nueva York.
—Espero pronto estar allí, pero antes tengo que arreglar unos asuntos aquí.
—¿Esos asuntos son Dylan?
Abro los ojos sorprendida y miro furiosa a Harper. Tiene suerte de que nos separa una pantalla si no ya le habría dicho unas cuantas cosas.
—Estamos empezando. Todavía no es nada serio.
—¿Estas dispuesta a tener una relación a distancia?
—Creo que sí.
—¿Y tú qué? —le digo a Harper para cambiar de tema—. Me han dicho que últimamente estás muy unida a James.
Harper se sonroja.
—Creo que quiere algo más conmigo.
—¿Te vas a acostar con él? —decimos las dos sorprendidas.
Ella niega con la cabeza y nos saca la lengua.
—Digo una relación.
Erika y yo reímos y le pedimos perdón. Erika corta la videollamada antes de tiempo y solo quedamos Harper y yo en la conversación.
—Tengo que irme pero nos vemos esta noche en la feria, no lleguéis tarde.
—No te preocupes, adiós.
Nos despedimos, apago el ordenador y me arreglo un poco.
Cojo una chaqueta fina del armario y salgo de casa a toda prisa. Dylan me espera fuera del coche con los brazos cruzados sobre el pecho. Corro hacia él y me acerco hasta sus labios para besarlo.
Dejamos su coche aparcado en la puerta de casa y caminamos hasta la feria. Hay mucha gente cuando llegamos. Pasamos al lado de un puesto de algodón de azúcar y compramos uno para los dos. Arranca un poco de algodón y lo posa sobre mi lengua.
Nos encontramos con nuestros amigos y continuamos paseando por la feria. Dylan está hablando con Thomas mientras que delante de nosotros van Harper y James cogidos de la mano.
Montamos varias veces en la noria y conseguimos un peluche gigante en uno de los puestos. Lo llevo entre mis brazos pero no puedo ver por dónde voy. Dylan me lo arrebata y lo lleva él hasta el siguiente puesto donde se ha detenido Harper.
—Nosotros nos vamos ya.
Harper suelta la pistola de agua y nos mira.
—¿Tan pronto?
—Estamos cansados y tengo que llevarla a casa.
Nos despedimos de ellos y Thomas y caminamos hasta el coche. Observo detenidamente a Dylan y al peluche que lleva sobre el cuello. Nuestras miradas se cruzan y noto cómo me sonrojo al instante. Libera una de sus manos para coger la mía y acercarme a él.
—Ahora mismo estoy dándole vueltas a algo.
—¿A qué?
—Estuve a punto de perder a la persona más importante de mi vida una vez y no quiero perderte a ti también.
—Dylan, no me vas a perder. Pero debemos conseguir que esto funcione aunque estemos a miles de kilómetros de distancia.
—Cuenta con ello. —Me guiña el ojo provocándome una sonrisa—. Vámonos a casa.
—¿Eso quiere decir que vas a dormir conmigo? —Le miro ilusionada.
—Sí. Quiero despertarme junto a ti.
Acepto su propuesta y cuando llegamos a casa nos encerramos en la habitación. Ya tumbados en la cama rodea mi cuerpo con su brazo y me aprieta contra él. Escucho su respiración en mi oído y eso me tranquiliza para poder dormirme.
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No temas al amor
Teen FictionNunca creyó que él llegaría a romperle el corazón. Madison creía que el primer amor sería perfecto y que Dylan, el chico de sus sueños, nunca llegaría a romperle el corazón. Pero lo único que necesitaba era algo que la devolviera a la realidad. ...