Han pasado tres meses desde que llegué a Nueva York y todavía no me acostumbro a mi nueva rutina.
Apago el despertador y me levanto de la cama. Abro las cortinas y sonrío al ver que todo el suelo de la calle está cubierto de nieve.
De pequeña esperaba con ansia que llegara el invierno, sobre todo por la nieve y el chocolate caliente que preparaba mi padre. Era una tradición como otra cualquiera pero era especial para nosotros.
Me visto rápidamente y entro en la cocina. Erika levanta la cabeza de su tazón de cereales y me saluda con la mano.
—Buenos días —dice antes de meterse la cuchara en la boca.
—Buenos días. —Me siento a su lado —. Hoy tengo clase hasta la hora de la comida y después he quedado con Dylan. No me esperes para comer.
—¿Con Dylan? —Abre la boca sorprendida—. ¿Hoy es el gran día?
Asiento con la cabeza y señalo el calendario que se encuentra en la nevera.
—Eso te pasa por no mirar el calendario.
—No lo veo necesario. Todo lo que necesito, lo tengo aquí. —Señala su cabeza con su dedo.
Me acerco a la nevera y miro el único día del mes que está marcado en rojo. Después de tanto tiempo por fin voy a ver a Dylan y no puedo estar más emocionada. Su avión llega por la tarde y nos encontraremos en el Rockefeller Center. Un lugar tan precioso que merece la pena visitarlo en estas fechas.
Cojo un vaso de plástico de la encimera y me sirvo un poco del café recién hecho que ha preparado Erika. Le pongo una tapa y cojo el bolso de la entrada. Erika se levanta del taburete y deja el tazón sobre el fregadero. Me abraza y se vuelve a encerrar en su habitación.
Cierro la puerta de la entrada y bajo las escaleras intentando no derramar el café. Saco las llaves del coche y enciendo el motor. Dentro se nota el frío que hace en el exterior. Enciendo el aire acondicionado y pongo el aire caliente al máximo.
El recorrido hacia la universidad se me hace corto como siempre, porque ya conozco todas las calles. Aparco en el mismo hueco de siempre dentro del aparcamiento privado del campus y me reúno con mi compañera, Sara.
La conocí el primer día y desde entonces somos inseparables. Tenía miedo de no encajar en esta universidad ya que con Erika no coincido mucho en clases y Harper está a muchos kilómetros de distancia.
— Aquí estás. Vamos a llegar tarde a clase. —Entrelaza nuestros brazos y me guía hacia la puerta de la universidad—. Hoy viene Dylan, ¿no?
—Sí. Tengo muchas ganas de verlo.
—Normal. Yo también tendría ganas de verlo si llevara tres meses fuera. —Suspira—. Qué pena que a lo mío no lo podemos llamar suerte.
—¿No estabas con Trevor?
—¡¿Qué?! —Grita—. No.
Entramos en el baño y espero a que Sara se retoque el maquillaje. Se echa un poco de lápiz de labios y me guiña el ojo.
—¿Quieres?
Niego con la cabeza y le sonrío.
Las clases pasan tan rápido que cuando suena el timbre de la última clase salgo rápidamente y entro en el coche. Enciendo la radio y la voz de un alegre locutor inunda el coche.
El invierno ha llegado a Nueva York y las temperaturas van a bajar aún más. Preparaos y abrigaos bien.
Callejeo un poco antes de llegar al piso. Dejo rápidamente las cosas en mi habitación y pido un taxi que me lleve al Rockefeller Center. Allí es donde he quedado con Dylan.

ESTÁS LEYENDO
No temas al amor
Teen FictionNunca creyó que él llegaría a romperle el corazón. Madison creía que el primer amor sería perfecto y que Dylan, el chico de sus sueños, nunca llegaría a romperle el corazón. Pero lo único que necesitaba era algo que la devolviera a la realidad. ...