5 | Madison

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Mantuve la espalda pegada a la puerta hasta que conseguí que mi respiración se calmara

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Mantuve la espalda pegada a la puerta hasta que conseguí que mi respiración se calmara. Dejé mi bolso en el armario de la entrada y entré en la cocina a por algo de beber.

Al encender la luz, solté un pequeño grito al encontrarme a mi madre sentada en uno de los taburetes de la cocina con la cara escondida entre las manos.

—¿Qué haces despierta?

Me senté en un taburete a su lado y rodeé su cuerpo con mis brazos para atraerla hacia mí. En cuanto lo hice, comenzó a sollozar.

Esa no fue la primera noche que mi madre se había despertado por culpa de las pesadillas, que desde la muerte de mi padre habían sido bastante frecuentes.

—¿Otra pesadilla? —le pregunté al ver que no respondía.

Asintió con la cabeza.

—Ve a la cama, voy a prepararte algo para que puedas dormir.

Le ayudé a bajar del taburete y se marchó de la cocina. Encendí el fuego y calenté un poco de agua para prepararle un té que le ayudara a relajarse.

Caminé por el pasillo hasta su habitación y le dejé la taza de té en la mesilla.

—Ten cuidado, está caliente.

Se incorporó en la cama y me dio un beso para agradecérmelo. Cogió la taza y esperó un poco antes de darle un sorbo al té.

—Buenas noches, mamá, descansa. —me acerqué a ella para darle un beso en la frente antes de marcharme.

Entré a mi habitación y cerré la puerta tras de mí. Me puse el pijama antes de meterme en la cama y taparme con las sábanas.

Cerré los ojos para intentar dormirme, pero mi móvil comenzó a vibrar en la mesilla. Estiré el brazo para alcanzarlo y leí los mensajes que me habían enviado mis amigas.

 Estiré el brazo para alcanzarlo y leí los mensajes que me habían enviado mis amigas

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No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora