Capítulo 29 "Sesión de fotos"

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-¿Eh?

-Si, a mi casa- me dijo mientras volteaba los ojos- Y entrar como la gente normal...

Lo dudé un momento. ¿Por qué me invitaba? ¿Sus padres estarían ahí?

Del cielo comenzaron a caer pequeñas gotas de lluvia. No era más que pequeños dardos de agua. No me molestaron, al contrario, me trajeron de vuelta a la realidad.

-¿Entonces?- Mónica esperaba mi respuesta.

-Si, vamos.

Crucé psicológicamente los dedos.

-Y esta, es una puerta...¿Las conoces, Jos?- me preguntó mientras metia la mano en el bolso de su pantalón.

-Ja ja ja. Que graciosa.

Ella soltó una risita. Insertó la llave en la cerradura y poco después la puerta se abrió.

-Bienvenido.

La verdad, no sabía que esperar. El recibidor era una estancia grande, con paredes de madera. Un armario (donde suponia que estaban los abrigos...¡¿Armario para abrigos?!) y una pequeña mesa donde Mónica dejó sus llaves.

A mis costados, dos entradas más daban a otras habitaciones. Una de ellas tenia la puerta de cristal con cortinas cerradas. La otra parecía ser la sala de estar. La miré solo un momento mientras seguía a Mónica, pero distinguí una inmensa pantalla de televisón frente a unos sillones que se veian muy cómodos y una mesa de café. Las paredes eran de un rojo intenso con paneles color chocolate en el suelo.

Seguímos derecho. La siguiente estancia me sorprendió aún más. Me recordaba a la recepción de un hotel donde había estado. En una enorme mesa circular descansaba el arreglo de flores más grande que había visto jamás. En el centro, el techo era altisimo pero en los bordes disminuia abruptamente.

Una puerta doble estaba frente a nosotros; y junto a ella había unas escaleras de madera, finamente talladas. Una puerta a la derecha, una puerta a la izquierda.

-Madre mía- suspiré.

Muchos metros arriba, colgaba un candelabro de cristal. Entonces me encontre con otra cosa.

Cuatro pisos, con su correspondiente barandal, formaban un cuadrado perfecto sobre nuestras cabezas. El candelabro estaba a la altura del último. En cada uno de ellos se distinguían puertas cerradas.

-Cielos- exclamé.

-Cierra la boca, podrían entrar moscas- dijo detrás de mí Mónica.

No me había dado cuante de que mientras miraba como tonto la casa, mi boca formaba una "o" algo deforme. La cerré de repente.

-Vives en un palacio- comenté con admiración.

Ella torció un poco la boca.

-Ha sido de mi familia por generaciones- me dijo mientras también veía hacía arriba. Luego me miró a mi- ¿Quieres algo de tomar?

-Agua está bien.

-Sigueme. Vamos a la cocina.

Abrió la puerta y pasamos a la siguiente habitación.

El comedor parecía directamente salido de una pelicula de reyes y reinas. Una larga mesa, donde podían comer perfectamente 18 personas, ocupaba gran parte del espacio. La luz entraba por el ventanal que ocupaba toda la parte izquierda del lugar. Se podian ver flores y cesped debajo de un cielo oscuro.

-Mi padre suele invitar a sus socios a cenar a casa- Mónica miraba sin ver. Parecía estar recordando algo.

Me condujo por un pasillo.

Ella | JC | #1 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora