Mi cara estaba caliente, sentía calambres en mi ojo derecho. Mi mente estaba revuelta, no podía concentrarme.
Me toqué con la mano en labio: estaba sangrando.
Fue muy tonto lo que hice.
Aunque al principio todo iba muy bien, Carlos era más fuerte de lo que parecía. Tenía todas las de perder hasta que llegó Sebastián.
-¿Qué rayos está pasando aquí?- repitió Sebastián al ver que no respondiamos.
Sentí como apartaba a Carlos de encima mío y yo puede recargarme sobre los codos para recuperar el aliento.
Mónica me miraba con los ojos muy abiertos y las manos sobre la boca. Respiraba agitadamente.
Se acercó a mi y se arrodilló a mi lado.
-¿Te encuentras bien?- me preguntó.
No supe distinguir su tono de voz.
Sebastián le decía algo a Carlos, a quien habia soltado. Tenia el rostro enojado y movía las manos con cada palabra.
Me recordó a Alonso.
-Estoy bien- le contesté a Ella.
-Estás sangrando...- con la punta de su dedo índice tocó el borde de mi labio.
Hice una mueca de dolor.
Sebastián se acercó a nosotros.
-Entren- ordenó.
Ninguno de los dos discutimos.
Nos dirigimos a la sala, me senté en uno de los sillones que había visto la vez anterior (Si eran muy cómodos) y Mónica salió de la habitación un momento.
Cuando volvió llevaba dos bolsas de hielo. Primero se acercó a Carlos, que estaba sentado frente a mi en otro sillón, y le tendió una de las bolsas de hielo.
Este la tomó sin decir nada y se la puso en la cabeza.
Eso me hizo sentir algo bien. Aunque estuviera mal. Que le doliera la cabeza significaba que si había logrado causarle algún daño más significativo del que lo hubiera atacado un oso de peluche.
Luego, Mónica se acercó y se sentó a mi lado. Estaba esperando a que me ofreciera la bolsa, pero en lugar de eso, Ella misma la sostuvo junto a mi cabeza.
Justo en ese momento entró su hermano. Iba vestido muy elegante, con traje, pero se había quitado el saco y arremangado la camisa.
Se cruzó de brazos.
-No lo puedo creer- comenzó. Mónica lo miró, aun sosteniendo la bolsa contra mi frente- ¡Que vengan a pelearse como salvajes frente a mi casa!...
-Wow, wow, wow... Tu ya no vives aquí... - Lo interrumpió Mónica, enojada.
-¡Eso no importa! ¡Es la casa de mi padre y ellos dos no tienen derecho de venir a usarla de ring! ¡Crei que eras mas consciente!- se acercó un poco a Mónica y la señaló con un dedo.
Yo no sabía que hacer. Me había quedado callado, mirando asombrado la escena.
-¡Tu no tienes derecho a decirme nada!- Mónica soltó la bolsa. Yo alcance a sujetarla entes de que cayera.
-¿Qué está pasando aquí?- dijo una voz diferente.
En la entrada de la habitación estaba parada la señora Mondragón.
-Que te lo explique ella- dijo seriamente Sebastián, cruzandose de nuevo de brazos y mirando fijamente a Mónica.
Carlos estaba mirando la escena igual que yo. Aun sostenía el hielo sobre su ojo.
-¿Qué pasó?- volvió a preguntar la madre de Mónica.
Ella permaneció callada.
-¿Qué? ¿ahora SI te quedas callada? ¡Vamos! ¡Dile que pasó!- volvió a gritar Sebastián.
-¡Ya basta! ¡Déjame tranquila!- le contestó gritando Ella.
-Mónica- su madre no estaba gritando. Sólo mantuvo su tono firme- No le hables así a tu hermano...
Ella le lanzó una mirada a Sebastián.
-Medio hermano- soltó.
-Mónica- la señora Mondragón subió un poco el tono, pero su voz seguía siendo la de ella- ya basta...
Sebastián no dijo nada. Sólo se cruzó de brazos y se dio la vuelta, mirando la pared.
-No puedo seguir aquí- Mónica levantó las manos en señal de rendimiento- Te lo explicaré todo cuando el se vaya.
Le lanzó una mirada a Sebastián.
¿Qué era todo eso? ¿Medio hermano? ¿Qué estaba pasando?
No pude evitar sentirme culpable. Todo eso estaba pasando por la pelea. Me había comportado como un tonto y ahora ellos estaban discutiendo.
Ella me miró, como si mis pensamientos la hubieran atraía de pronto. Luego miró a Carlos con el ceño fruncido.
-No te pido que te vayas- le dijo fríamente- Pero sólo por que mi madre está aquí.
La señora Mondragón miró a ambos sorprendida. Luego me vio a mi.
Intenté pedirle una disculpa con la mirada, decirle cuanto lo sentía.
Ella me la devolvió, y se acercó lentamente a Carlos. Hablaron un momento en voz baja y luego ella se alejó.
-Regresare en un momento. Sebastián ¿podrías acompañarme?
Este dudó un momento, pero después la siguió.
Mónica volvió hacia donde yo estaba y se sentó.
-Gracias... bueno por... defender... ya sabes... - dijo.
-No hay de que...
Suspiró.
-¿Te duele mucho?
-Sólo un poco...
Torció la boca y miró de nuevo a Carlos.
-Lamento todo esto... Carlos es... un tonto, lo sé... pero... No debiste pegarle, Jos.
¿Lo estaba defendiendo?
-Se lo tenía bien merecido... - le contesté.
Bajó la cabeza, evitando mi mirada. No pude leer su expresión.
Entonces la levantó de golpe.
-Esto no puede estar pasando... - susurro mirando la puerta- Tenemos que irnos...
Esa era la mejor idea de toda la noche.
Se levantó. Yo la seguí.
-Tu. Adiós- dijo mirando a Carlos.
-Mónica, yo... -comenzó el.
-No quiero hablar contigo en este momento. Sólo vete.
El se levantó también.
-Hablaremos de esto ¿De acuerdo?- casi le suplicaba. Me lanzó una mirada llena de odio.
Pero se dio la vuelta y salió de la habitación. Unos segundos después, escuchamos la puerta cerrarse.
-Nosotros también tenemos que irnos- me volvió a decir.
Caminamos por el pasillo, hacia la puerta de entrada. Yo aun llevaba la bolsa de hielo en la mano.
Afuera hacia frío, pero eso ayudó a mis adolorido músculos. Caminamos por el jardín hasta la calle y entonces me atreví a preguntar.
-¿Medio hermano?
Ella también se detuvo.
-Esperaba que no preguntarás...
-No tienes que decirme si no quieres...
-Esta bien. Pero... Caminemos. Es una larga historia.
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Ella | JC | #1 [EDITANDO]
Romance«La fama no lo es todo. Ella lo es.» La historia está inspirada en la banda mexicana, CD9. Los demás personajes los inventé yo. Podrán darse cuenta de que las personalidades no son exactamente como son las de ellos, pero tuve que cambiarlas un poco...