Capítulo 50 "Decisiones"

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El colegio se alzaba imponente frente a mi.

La oscuridad lo hacía parecer más terrorífico de lo que era: una enorme serie de edificios de piedra oscura con ventanas destartaladas y tan juntos unos de otros que formaban pasillos cubiertos de sombras.

Me paré detrás de un arbusto frente a la reja de entrada. Había una caseta de vigilancia, donde dormía un guardia con un bigote enorme. Su cabeza colgaba por un lado de la silla.

Genial, eso lo hacía más sencillo. Con el mayor silencio posible, comencé a subir por la reja y casi me da un infarto cuando el vigilante (no tan vigilante) se movió entre sueños.

Con la respiración entrecortada, baje del otro lado.

Rápidamente, corrí a cubrirme detrás de uno de los edificios, en un callejón. Ese lugar parecía una pequeña ciudad.

Todas las luces de las ventanas estaban apagadas y todo estaba en silencio.

De mi bolsillo saqué el papel con los datos que me había dado Andrea. Mónica estaba en el edificio 7, habitación 15.

¿Cómo iba a encontrar el edificio ahora?

Como una milagrosa respuesta, en la parte superior de la pared de piedra vi un enorme número "3" pintado en blanco.

"Perfecto"

Corrí pegado al edificio fijandome en los números.

4... 5... 6...

Siete. Ahí estaba. Revisé dos veces el enorme número para ver que no estaba equivocado. Si, era un número "7"

Fue ahí cuando las cosas comenzaron a complicarse.

Escuché pasos. Pasos que se acercaban.

Entre en pánico. Me escabulli hasta uno de los arbustos que estaban en la esquina y esperé para ver al dueño de las pisadas.

Era una mujer de aspecto serio, con el pelo recogido en un apretado moño y el ceño fruncido. Debía ser una profesora.

Caminó frente a mi, viendo a todos lados. Debía de estar haciendo guardia.

"Ya váyase, ya váyase" pedí en silencio.

Como si mis pensamientos la hubieran alertado se acercó hacia donde yo estaba.

Aguante la respiración. Hasta mi corazón dejó de latir. Si me descubrían...

La mujer levantó la cabeza como si hubiera escuchado algo. Dió la vuelta y se alejó hacia el otro edificio.

Solté el aire. Mi vista se volvió algo borrosa por la falta de oxígeno. Me puse de pie con dificultad y me acerqué nuevamente al edificio 7.

Al igual que en los demás, las luces estaban apagadas. Pero en la última ventana del tercer piso, habia un solitario y leve resplandor.

Me sorprendió notar otra vez esa extraña corriente. Hace días que no la sentía.

Ella estaba ahí, estaba seguro.

¿Pero como llegaría hasta ahí?

Miré a mi alrededor, buscando apoyo. Entonces me topé con una enorme escalera de metal.

El mejor regalo. En la historia. Del mundo.

Estaba empotrada en el muro, justo a un lado de la ventana iluminada.

Me acerqué hasta ella y la moví un poco para ver su soporte. Parecía ser estable. Comencé a subir.

La escalera chirriaba un poco bajo mis pies. Cuando por fin estuve a la altura del segundo piso, junto a la ventana, me detuve un momento.

Creí escuchar unos débiles sollozos dentro de la habitación. ¿Estaria alucinando?

La electricidad aumentó cuando acerqué mi puño al cristal.

¿Qué si no era su habitación? ¿Y si era alguien más? ¿Qué tal si se ponía a gritar que había un chico en su ventana y me descubrían?

"¿Entonces que estas haciendo aquí?" Dijo la voz dentro de mi cabeza. "Ya es un riesgo que estés aquí, uno más no te matará... creo."

"Genial" respondí.

Antes de poder dudarlo, di tres suaves toques contra la ventana.

Ella | JC | #1 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora