Capítulo 9

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Danna se viste rápidamente y sale corriendo, dejando la puerta abierta y por mi parte me pongo bien el pantalón, me arreglo la camisa y el saco, mi erección bajo, por una razón muy obvia, salgo de la oficina y me dirijo a la de Allison, pero me de...

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Danna se viste rápidamente y sale corriendo, dejando la puerta abierta y por mi parte me pongo bien el pantalón, me arreglo la camisa y el saco, mi erección bajo, por una razón muy obvia, salgo de la oficina y me dirijo a la de Allison, pero me detengo al escuchar su susurro.

—Que acabo de ver, ay diosito, yo no quería ver el pene de mi jefe, como...como desveo eso —dice ella muy rápido y bajito, pero aun así logro escuchar —Ahora como le veo la cara a mi jefe y para completar llego tarde, virgen de los chocolates, no permitas que pierda mi trabajo

Continuo mi camino hacia su oficina y carraspeo para que ponga su atención en mí, deja de murmurar cosas sin sentido y rápidamente se levanta de su asiento, con la mirada puesta en mi y luego de unos segundos se sonroja y baja la mirada.

—Lo siento tanto, perdón por no tocar la puerta antes de abrir y perdón por llegar tarde —dice ella aun con la mirada en el suelo —no puede dormir, por pensar en mi ex-prometido que me engaño y mi despertador no sonó y por eso no me puede levantar temprano y los taxis no quería pasar, quería tomar el autobús, pero no lo alcance y tuve que venir caminando y... y no desayune, se lo juro que no volverá a ocurrir, lo siento, no me valla a despedir —dice al borde de las lágrimas.

—Cálmese mujer, respire y tranquilícese, aquí nadie va despedir a nadie, pero que no vuelva a ocurrir —le digo tomándole el mentón, para levantar su cabeza y con ella su mirada —de acuerdo—le pregunto con lentitud.

—Si señor, muchas gracias, no sé cómo pagárselo —dice con lagrimas retenidas en sus hermosos ojos.

—Yo si se cómo puede pagarme, necesito un café muy cargado en mi oficina ya y todos los informe y registros de los viajes que se realizaron a la ruta 50, con la información de todos los conductores que viajaron por esa ruta con el numero del camión que manejaron.

—Si señor, voy a hacer eso ya y nuevamente muchas gracias.

Y antes de que pueda hacer algo le digo

—Compre un regalo, el más costoso, haga una nota pidiendo disculpas de mi parte por lo sucedido hace unos minutos, cuando ya lo tengas listo contacta a Danna y les das eso.

Asiente un poco desanimada, se aleja y sale de su oficina, dejándome solo, en silencio y confundido.

Mierda estaba comprometida, es enserio que hasta ahora proceso todo lo que dijo tan rápido y por que la engaño, que estúpido, Allison es perfecta y única, que hombre mas idiota, si no estas dispuesto a tener la polla dentro de tus pantalones, no te comprometas con alguna mujer diciéndole que vas a hacer fiel.

***

4:00 de la tarde y salgo de mi oficina dirigiendo me al ascensor, Allison se encuentra allí, esperándolo, se nota distraída, pensativa e inquieta, pero no me incumbe saber lo que tiene, me detengo a su lado para esperar el ascensor juntos y al parecer no se da cuenta de mi presencia , cuando llega los dos nos adentramos en él, ella oprime el botón que nos dirige al primer piso, ella sales y yo oprimo el botos que me dirige al garaje pues allí esta el parqueadero, subo a mi auto y salgo de la empresa para dirigirme al restaurante donde suelo almorzar, me detengo cuando el semáforo esta en rojo, cuando cambia verde arranco, pero entonces me freno cuando un imbécil se cruza en mi camino, por suerte logre frenar a tiempo, el tipo siguió caminando hacia un lugar gritan cosas que no logro escuchar muy bien, pues los pitos de los carros que se encuentran detrás de mí me aturden.

Observo a quien le está gritando el tipo y me doy cuata que es Allison, Allison se encuentra allí y es imbécil le esta gritando, salgo de auto, me dirijo a Allison y cuando estoy más cerca me doy cuenta de que esta derramando gruesas lágrimas, cuando estoy a punto de decir algo, una voz me interrumpe.

—Tu fuiste la única culpable de que te engañara, tu lo sabes, por tu culpa nuestro compromiso se fue a la mierda, te pasabas todo el día en el trabajo, ni siquiera nos veíamos, quien sabe con que idiota te acostabas, eres una puta que arruino nuestro compromiso tu...

No alcanza a pronunciar otro palabra pues mi puño impacto contra su cara manándolo al suelo, el se toca el labio que le partí y con su pulgar se limpia el hilo de sangre que salía del su labio, se levanta rápido y me devuelve el golpe, pero no logra mandarme al suelo, los golpes se hacen presentes entre los dos, golpes que no son nada suaves, hasta que unos chicos deciden separarnos, el con el ojo golpeado, el labio partido y su nariz al parecer rota, porque esta torcida.

El se suelta y sale corriendo, como la nena que es y cuando está lo suficientemente lejos me sueltan y entonces una mano toca mi mejilla, mejilla que esta herida, pues me duele como un demonio, pero no hago nada para detener aquel tacto, me duele si, pero esa caricia que recibo me tranquiliza un poco, bajo la mirada para ver a la persona que me acaricia tan suave como si temiera lastimarme mas y me encuentro con aquellos ojos color azul, el azul mas divino del mundo, un azul cristalino tan puro como el agua, esos ojos me ven con preocupación.

—Te duele mucho —me pregunta, pero mis palabras no salen, le quiero que decir que no, que no duele, pero no me salen la palabras para decírselo y como única respuesta niego.

Ella pone su otra mano en mi espalda y me acerca mas a ella, dejando que su dulce aroma inunde mis fosas nasales y me abraza como, un abrazo que me recuera a mamá, aunque en ese tiempo era muy pequeño para recordarlo lo hago, ese abrazo que espere durante tanto tiempo, me rodeo con sus dos brazos y yo también lo hago, los dos lo necesitamos, necesitamos aquel abrazo que nos reconforta de diferentes formas, pero lo hace.

Cuando nos separamos, tomo su rostro en mis manos y con mis pulgares limpio el rastro de sus lágrimas cuando termino, la tomo de la mano para llevarla donde se encontraba mi auto, abro la pueta de copiloto y ella sube, cierro la puerta, rodeo el auto me subo en él, arranco y durante unos minutos condujo a lugar tranquilo y no tan transcurrido.

Estaciono al lado de la carretera y nos quedamos en silencio durante unos segundos hasta que ella lo rompe.

—Tienes Kit de primeros auxilios —me pregunta con la voz muy suave.

—Si, esta en la cajuela —salgo del auto, abro la cajuela y lo saco, ella a mi lado lo toma y me hace sentarme en la cajuela, ella se coloca entre mis piernas, toma algodón y lo remoja en alcohol, lo pasa suavemente por donde termina mi ceja y me quedo quieto sintiendo un poco de dolor, ella limpia las heridas de mi rostro con suavidad después hacerlo, toma mi mano y limpia mis nudillos que están manchados de sangre.

—Ese imbécil era tu prometido —pregunto conteniendo la rabia, para no asustarla, ella siente y suspira —como se llama.

—No debiste hacer eso, pudo ser peor, mira como estas, tienes heridas en el rostro y en las manos, todo fue mi culpa, lo siento —dice sin responder a mi pregunta, con la mirada perdida.

—Como se llama —vuelvo a preguntar.

—Rodrigo Román.

—No tienes la culpa, no la tienes y todo lo que dijo ese baboso no es cierto, eres una mujer maravillosa, ese idiota no sabe lo que acaba de perder —y la abrazo, porque en mi se instala la necesidad de protegerla ante cualquiera que la haga sufrir, protegerla todo lo que le haga daño.

—Gracias.

La aparto de mí, dirige su mirada en mis ojos y en su rostro veo lagrimas aun no derramadas en sus ojos, tomo su rostro y lo acerco a mí y la beso. 

 

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El Heredero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora