Capítulo 21

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Estaba en el cielo, pero no con un ángel, estaba con un demonio, uno muy bello, aquel que tan solo con una mirada a los ojos te consumía por completo, tal vez estaba perdiendo la razón, o simplemente me estaba enamorando, o eso creo, con Rodrigo j...

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Estaba en el cielo, pero no con un ángel, estaba con un demonio, uno muy bello, aquel que tan solo con una mirada a los ojos te consumía por completo, tal vez estaba perdiendo la razón, o simplemente me estaba enamorando, o eso creo, con Rodrigo jamás sentí esa electricidad que me recorre el cuerpo, cuando me mira o me toca, jamás sentí esa emoción, ese no sé qué, que me hace suspirar, jamás sentí esto con Rodrigo.

Estaba tan perdida en el placer que me brindaba Ian que no note, cuando la puerta se había abierto con un golpe fuerte, dándole ingreso a la persona que nos había interrumpido.

—Entonces es verdad—Soltó Danna con sus palabras cargadas de ira.

Inmediatamente me gire para darle la espalda y evitar que me viera en mi estado, tome las prendas que estaban cerca y me vestí en tiempo récord, cuando ya estaba un poco presentable, me baje del escritorio, tome mis tacones, y salí literalmente corriendo de esa oficina, mi cara estaba completamente roja, mi cabello estaba desordenado, mis prendas igual y mi labial estaba corrido, agradecí mentalmente a la virgen de los chocolates que en esta planta solo trabajáramos Ian y yo, porque si fuera lo contrario, me estaría muriendo de vergüenza, mis compañeros de trabajo quedarían con cara de QUE PUTAS y yo diciéndoles JE JE JE... A DIVINEN QUIEN SE FOLLA AL JEFE... ASI ES, ESTE PECHITO.

Aunque, eso no sería un logro o un halago, eso está mal, ¿no?, muy, muy mal, tan mal que debería ser ilegal y se pagara con cárcel, no, mentiras, no, no, ¿yo en la cárcel?

Es que estas pendeja.

Cállate.

Antes de venir al baño, tome mi cartera, ya que, dentro de esta, estaba todo lo esencial para arreglar el atroz crimen que parecía en este momento.

Tome toallitas húmedas, para pasarlas suavemente por mi rostro, limpiando el maquillaje corrido, lave mi cara con agua y luego la seque, pase mis manos por mi cabello desenredándolo, acomode mi ropa, pasándole las manos para tratar de alisar las arugas, pero era imposible.

Después de arreglarme, tome un gran bocado de aire, tratando de concretarme, y repitiendo en mi mente.

Nada malo va a suceder, Nada malo va a suceder, no pasara nada, tu puedes.

Suspire pesadamente y tome el pomo de la puerta, saliendo del baño.

Y cuando pensé que nada iba a suceder, pues paso todo lo contrario, recibí un golpe tan fuerte que por un momento pensé que me iba a dejar inconsciente, el lado derecho de mi rostro ardía, puse una mano allí, para tratar de aliviar esa sensación tan desagradable.

Levante el rostro y me topé con una Danna completamente enfadada, su rostro reflejaba ira.

Mire a Ian, y él estaba allí, mirando fijamente la escena.

Mire a Ian, y él estaba allí, mirando fijamente la escena

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El Heredero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora