Me quedo sorprendida por su acción, pero eso dura pocos segundos por que le devuelvo el beso con más pasión, su lengua se abre paso en mi boca, sus manos bajan lentamente rodeándome la cintura mientras las mías van hacia su cuello, nos seguimos besando hasta que el rompe el beso para tomar aire, sus labios están hinchados y rojos, los míos deben estar iguales, pega su frente a la mía, ambos tenemos la respiración acelerada y mi corazón parece que quisiera salirse de mi pecho.
—Esto también es un error —pregunto yo en susurro con un tono inocente.
—Sí, pero disfrutemos de este error —Me dice con picardía, para después besarme.
Él se levanta, toma mi mano y sierra la cajuela, después de unos cuantos minuetos él se encuentra conduciendo a no sé dónde y yo a su lado, mirando por la ventana, él toma mi mano para entrelazarla con la suya dándome un beso en la misma.
Después de 27 minutos estamos enfrente de un edificio muy lujoso, el sale del auto, lo rodeo y me abrió la puerta, cuando estamos en la recepción llama a un hombre que se encontraba allí.
—Jorge, que nadie pase por favor—dice, dejándome muy confundida.
—Sí señor —responde el en tono muy formal.
Ian me guía al elevador, cuando estamos dentro presiona el botón del último piso, el sale del elevador y se dirige a la puerta que se encontraba en frente, cuando la abre yo me invita a entrar y cundo lo hago me quedo sorprendida, a la derecha se encuentra la cocina con gabinetes color negro mate con pequeños detalles dorados, el mesón es en mármol, tiene una hermosa y grande isla y sus electrodomésticos se camuflan muy bien con los gabinetes, delante de la cocina está el comedor, la mesa el en vidrio y sus sillas grises con acabados muy elegantes y en el lado izquierdo está situada la sala, dos sillones muy grandes de color gris están enfrente, en medio de estos dos esta una mesa de centro negra en vidrio, con decoraciones sutiles y muy lujosas y el piso de todo el departamento es de cerámica blanca, tan blanca que puedo ver mi reflejo en ella.
—Es tuyo —pregunto aún sorprendida.
—Sí, te gusta —me pregunta con una sonrisa arrogante en el rostro.
—Es muy hermoso, pero no entiendo por qué estoy aquí —digo fingiendo confusión.
Obviamente sabes para que estás acá, van a coger, que no es claro o que, virgen de los chocolates que niña más lenta.
Mente diabólica.
Oye respétame no soy diabólica.
Claro que sí y que directa eres al nombrar que vamos a estudiar a fondo la anatomía del otro y puede que no pase eso
¿Cómo que, a estudiar?, estudiar las pelotas que no tengo. Van a coger, tirar, follar o tener sexo, ¿te queda claro?
Te callas por favor, mente perversa, me sacas de quicio.
Entonces siento unos besos en mi cuello haciendo que todos mis pensamientos se despabilen en segundos.
—Vamos a disfrutar —Dice con la voz ronca.
Me toma de la cintura y me gira, pegándome totalmente a su cuerpo, su rostro se acera al mío y me roba un beso, pasivo y fogoso, el deseo se hace presente creando una humedad en medio de mis piernas, él me toma los muslos levantándome haciéndome rodear sus caderas con mis piernas.
El camina conmigo en sus brazos hasta donde supongo que es su habitación y me deja lentamente en la cama, él se sube encima mío sin dejan caer todo su peso sobre mí, sus manos van hacía mi blusa y la comienza a soltar botón por botón muy lentamente, logrando exitarme mas, cuando termina con mi camisa, me gira y comienza a bajar el cierre de mi falda, dejándome en ropa interior, me vuelve a girar, para que sus ojos de devoren con la mirada, lo que me hace sentir como una diosa, dirijo me mirada a su pantalón el cual tiene un gran bulto, un bulto que eh provocado yo, ay no me lo creo.
Él se levanta y comienza a desnudarse quedando solo en bóxer, regalándome un espectáculo visual, su abdomen está marcado por los cuadritos y la v, sus piernas y brazos con musculo, ohh virgen de los chocolates, tan bien me eh portado que me das este bombón.
La humedad aumenta cada vez más, el calor se hace presente y la excitación incrementa tanto que siento mi pulso disparado.
—Ya te han dicho los hermosa que esta, déjame decirte que el encaje de color rojo hace maravillas en ti — mientras dice se posiciona nuevamente encima de mí.
Me quita el sujetador, votándolo por algún lugar de la habitación, toma un pecho en su mano y el otro lo lame, lo succiona dándome una sensación de placer, luego hace lo mismo con el otro, este hombre es pecado.
Después de un tiempo, baja por mi abdomen dejando pequeños besos húmedos allí, cuando está enfrente de mi feminidad, me quita las bragas y me abre las piernas, dejándome totalmente expuesta y desnuda ante él, se acerca a esa zona tan sensible la lame lentamente, haciéndome jadear, su lengua, por dios su lengua es maravillosa, los jadeos y gemidos se van haciendo más fuertes y entonces siento el orgasmo acompañado de mis fluidos.
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El Heredero ©
ChickLitUn empresario Una secretaria Una búsqueda Una noche de pasión ¿Qué crees que sucederá? ¿Lo quieres descubrir? Registrada en SafeCreative Código: 2104177533908