Capítulo 16.

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Nayara

Primer día de universidad. Al parecer las cosas han "mejorado" y nos permiten ir a clases con la modalidad de semipresencialidad. Entre a la carrera que quise, los exámenes me fueron genial y tuve nota de sobra para entrar a la carrera.

El verano se acabó, se acabaron mis vacaciones y mi días eternos de pasar en la casa de Andrew mientras veíamos alguna película o algo. Ya oficialmente soy mayor de edad y fue de los mejores cumpleaños que tuve: casa de Andrew, música de One Direction y mucho, pero mucho helado. Nuestra relación mejoró, volvimos a ser él y yo, como siempre fuimos antes de ser novios y me gusta, me gusta saber que él está a mi lado. Siempre me escuchó y abrazó cuando me sentía mal o cuando extrañaba a Matthew.

Matthew... Simplemente no se nada de él, han pasado 3 meses desde que lo vi y me sigue doliendo. Tuve una pequeña esperanza de que me llamara para mi cumpleaños o aunque sea me escribiera un mensaje, pero no pasó nada. Solo espero que todo esté bien, ni siquiera se si nos volveremos a ver, yo me mude de ciudad y él entrará a la universidad, ni siquiera se donde entró. A veces tengo ganas de llamarlo o escribirle, pero luego pienso ¿para que? Él se fue, ya no va a volver.

Pero bueno, hoy empezaba una nueva etapa, en una nueva ciudad. Andrew y yo vivimos juntos en el mismo departamento, nuestras facultades están prácticamente al lado. Mientras yo estudio en la facultad de ciencias del trabajo él está en la facultad de economía. No se como entró ahí, pero entró y me siento orgullosa por él.

No he podido dormir casi nada por los nervios, pensando que voy a pasar todos los años de la carrera sin tener amigos, estando sola o pensando que no soy lo suficientemente inteligente para estar aquí. En la madrugada siempre me dan muchos bajones y sale mi peor versión, mi versión depresiva.

- Hey, pequeña, ya levántate o llegarás tarde el primer día - dijo Andrew mientras golpeaba la puerta.

Ni siquiera hacía falta que él me levantará. Prácticamente llevaba despierta toda la noche, últimamente me costaba mucho dormir, no podía de dejar de pensar en todo lo que sucedía a mi alrededor.

En cuanto reuní el valor necesario me dirigí al baño a prepararme, cogí la ropa que dejé preparada la noche anterior y me aliste. Quería ir presentable el primer día, pero me daba mucha pereza maquillarme.

Al salir ahí estaba él, sentado con dos tostadas y dos batidos de fresa. Sonreí, él siempre tan atento.

- No he dormido nada - suspiré y me senté con pesadez en la mesa del comedor, donde estaba el desayuno - Estoy demasiado nerviosa para comer, si como algo lo voy a vomitar y eso no es bueno.

- Muy bien, debes estar tranquila, todo estará bien, además si necesitas algo estaré al lado de tu facultad - respondio Andrew mientras se sentaba en frente y empezaba a comer si tostada - Puedes ir a verme a la hora que quieras y si me sacas de clases me harías un gran favor.

- No se si eso me ayuda, casi siempre que te voy a buscar a algún lado estas coqueteando con alguien y perdón, pero no quiero interrumpir nada o escuchar algo que me traume, ya sabes que todavía soy pura - mencione mientras debatía entre sí desayunar o no.

- Soy un chico joven, simpático, caballeroso, inteligente y sobre todo guapo, debo aprovechar eso y disfrutar de la vida.

- Qué no se te olvide lo egocéntrico y narcisista - agregue con una pequeña sonrisa.

- Bueno, pero sigo siendo guapo - menciono mientras sonreia con superioridad, no pude evitar soltar una carcajada.

Era verdad, nadie podía negar el atractivo que tenía Andrew. Era alto, muy alto para mi, media a lo mejor 1.8 metros, su pelo era castaño claro, bueno no, no era tan atractivo pero había algo de su personalidad que lo hacía irresistible. Siempre dicen que la personalidad pesa más que el físico, no quiero decir que sea feo, el concepto de "feo" es algo muy subjetivo y depende de la perspectiva de cada persona. Es verdad que Andrew cumplía con la mayoría de cánones de belleza, pero no llegaba al límite de ser atractivo, no como Dylan O'Brien, él si que era atractivo.

Amor de cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora